Naret
El universo de Naret
By
Valadés, José

En un universo de color y de luz, la materia emerge con fuerza creativa y surge un camino largo, en ocasiones festivo, en otros doloroso, para impactarnos con lenguaje directo y seguro. Perteneciente a una generación de búsqueda, Naret (José Terán, 1925) crece en un aislado sitio del norte de México, Nacozari, Sonora, donde su sensibilidad artística lo induce a expresarse por medio del dibujo al carbón; luego vendrán el diseño y las artes gráficas, temas que estudia en el Art Center College of Design de Los Angeles, California, donde aprende dibujo publicitario, oficio que ha sido su instrumento laboral durante cincuenta y cinco años. No obstante, son la observación empírica y los viajes, en los que toma contacto con la pintura del siglo XX, los que lo llevan a experimentar la creación artística por los caminos del impresionismo, el fauvismo y el expresionismo, que combina con la fotografía y el diseño publicitario. Atraído por el paisaje más que por la figura humana, descubre Xochimilco e inicia un romance con ese sitio que ha perdurado hasta el día de hoy. No el Xochimilco folclórico, sino el histórico y tradicional, que ha sido el tema en su obra que más comentarios ha motivado, pues lo analiza minuciosamente, incluso los canales y chinanpas ? balsas cubiertas de tierra ? en sus alrededores. Pinta los pueblos de la tierra; la Provenza en Francia y algunos paisajes italianos. El desierto, entrañable recuerdo estructural con sus flores y cactus. Las costas con su flora; palmeras con dimensión humana, luego la huella ancestral impresa en los muros de las cuevas en los sitios rupestres. En sus lienzos capta a Xochimilco desde todos los ángulos imaginables, reordena el paisaje y le impone un sello único que lo coloca en la línea de los postimpresionistas o fauvistas. El arte de Naret va del cuestionamiento y el desafío a la admiración, atrapando al observador en un torrente de luz y color que deslumbra y ubicándolo luego cautelosamente en un contexto de pintura mexicana moderna. Son su visión del espacio, las relaciones entre el color y la línea, la geometría del volumen y las superficies vacías lo que invita a sentirse cómplice y convidado a contemplar con naturalidad lo cotidiano, que se conceptualiza no en lo especulativo ni en lo metafísico, sino bajo la estética rigurosa del coleccionista de instantes. El empleo del staccato en sus pinceladas llena de movimiento algunas áreas de sus cuadros, las que han sido delimitadas anteriormente por un dibujo preciso y en ocasiones, cortante. Utiliza los acercamientos de una manera insólita que nos muestra un discurso interior con un contenido de denuncia. La luz, a veces directa y en otros casos, contrastada, ajusta la relación entre planos y volúmenes. Explora el mundo de la pintura más secreto, más interior, que refleja el retrato inconsciente de un artista serio, correspondencia visual y anímica que nos ofrece una obra reflexiva, personal, plena de vida y que nos sugiere su deseo de alcanzar la cristalización de lo trascendente. Su pintura no es académica ni realista; él nos ofrece un ideal de armonía entre el sujeto y el entorno. Con el sentido del naturista, amante del paisaje y apasionado por la materia, Naret nos ofrece un cosmos de color y de luz en donde lo esencial se desprende de la apariencia y nos enfrenta a un mundo de pensamientos y de ideas, iconografía de furia y de afecto, visión particular e interior. |
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