Iniciada en la pintura, María Cristina Fresca (Buenos Aires, 1962) adopta como eje de su discurso artístico la fotografía, pero utilizando un novedoso planteo espacial: la instalación. Esto le permite construir un nuevo lenguaje sin renegar del hecho fotográfico mismo, pero saliéndose del marco tradicional. Otra característica propia de la obra de Fresca es su singular destreza en el manejo de la luz y la abstracción en un doble juego cromático y plástico. Siendo una artista joven aún, logra una identificación y un estilo propios: sus niñas de otro tiempo y sus luminosos colores stendhaleanos constituyen un sello rápidamente reconocible. Se trata de una obra provocativa, pues no es plana, lineal y descriptiva, sino que establece un renovado proceso de interacción con el hecho fotográfico. Ver Galería
|
|