Este joven artista puertorriqueño ha hecho en poco tiempo una marca importante en las artes plásticas contemporáneas. Su obra muestra un dibujo dislocado, de trazos discontinuos, manchas disgregadas y elementales figuras dibujísticas. Los dibujos son teatralizaciones críticas de la vida contemporánea. Entre la caricatura y el dibujo infantil, la obra esboza caracterizaciones bufonescas de lo terreno y de lo humano. Con un mordaz trazo de líneas quebradas y gestuales, de distorsiones corporales y de exageraciones anatómicas, Díaz crea un antihéroe, una suerte de testigo presencial de los tiempos inmerso en una trama de humor negro, espectador y actor de su circunstancia.
Los personajes de Díaz son entidades paródicas, transidos por la subjetividad pura, inmersos en una trama del infortunio. Hay en ellos un alfabeto de pasiones internas, un discurso enmascarado de desencuentros e incongruencias. Entre el desacierto y el estupor, la torpeza y la estupefacción, estos individuos frágiles y víctimas, enfrentan una condición extrema, un momento crucial de vida. Atascados en su ardua esencialidad existencial, intentan abrirse paso por entre su pesada carga y su trastocado universo. Las obras de Díaz no son inocentes confabulaciones visuales, todo lo contrario, ellas esbozan un complejo entramado de situaciones críticas vivenciales del día a día del hombre contemporáneo. Son personajes pulsionales que operan desde sus intrincadas situaciones internas, esperando en su calamidad, un fatal desenlace o una solución precaria.
La obra plantea un campo de representaciones sociales donde el artista exorciza su visión del mundo. A través del humor y de la ironía la obra plantea una metanarrativa de resonancias donde el espectador debe capturar los sentidos implícitos más que la inocente superficialidad de las escenas. El artista crea una metaficción visual que oscila entre lo banal y lo provocativo, entre la parodia y la caricatura, y en la que subyacen mensajes subtextuales de aguda sensibilidad crítica. Destaca un humor absolutamente moderno y sociológico que propone la exageración de roles y de estereotipos, de personajes y de perfiles, típicos de nuestros escenarios actuales. Díaz produce una particular genealogía humana que se define dentro de lo tragicómico en un gran intertexto de metamensajes y de metáforas visuales de nuestra vida colectiva. En la obra They Didn't Know How Much They Walked To Know Each Other una caricaturesca figurilla de mujer se encuentra con un extraño animal, suerte de inocente y blanco conejo, en un diálogo de silencios. Estampados en un inmenso escenario fucsia, los dos minúsculos personajes, indiferentes y desencontrados, apenas se tropiezan en esta tierra de nadie vaciada de elementos. Hay en ellos un ritual de confrontaciones y de coexistencias subliminales que se connota dramáticamente por medio de la calcinada sombra (¿la sombra interior?) que se proyecta de sus cuerpos. En la obra Segregación de Cerdos Amedrentados una piara de minúsculos cerditos blancos (¿metáfora de la piara humana?) vistos a vuelo de pájaro, que dispersos y caóticos recorren un ígneo espacio minimalista, resignificando con ello, de nuevo, una condición crítica civilizadora. ¿Que alude acaso al conformismo? ¿A la disgregación humana? ¿O a nuestra condición de cerdos?
Díaz utiliza un esquema de simple registro fisonómico para sus personajes. Los define a través de un grafismo esquemático y una desfiguración anatómica, que da lugar a efectos burlescos e ilusionistas. Crea de este modo una estética de apropiación caricaturesca, pero en la que a su vez incorpora un dibujo de garabatos e infantil, anticlásico y antiacadémico, junto a chorreados y cromos turbios. Establece de este modo una práctica ecléctica de fusión de medios y de técnicas que lo ubica en las más recientes generaciones posmodernas.
Díaz realiza igualmente ensamblajes y esculturas en los que incorpora todo tipo de materias y materiales, desde elementos textiles e industriales, hasta objetos encontrados y juguetes, creando una delirante obra neo-kitsch, atrevida e irónica. El trabajo escultórico Basic Male Role: Elefantiasis es una estructura de tres piezas curvas tridimensionales adosadas a la pared a manera de argollas, hechas éstas de retazos de telas de diseños chillones y cursis. Cada estructura semeja las piernas de un clown; en el medio de la pieza central cuelga una suerte de genital hecho en tela, como un inerte miembro masculino. Hay aquí una sardónica alusión a la masculinidad atrofiada. Rabindranat Díaz revela una gran sensibilidad psicológica y una mordaz conciencia civilizadora.
Rabindranat Díaz nació en San Sebastián, Puerto Rico. Estudió pintura en la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico. Obtuvo el primer el premio a la mejor exposición inicial de un artista en Puerto Rico, otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de Artes, Capítulo de P. R. El artista ha participado hasta la fecha en numerosas exposiciones individuales y colectivas en su país y el extranjero. Representado en Puerto Rico por Viota Gallery.
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