José Bechara

Del óxido a la casa. Espacios de tiempo y memoria - Entrevista con el artista José Bechara.

By Caputo, Amalia
José Bechara

La obra de José Bechara ha transitado formalmente entre óxidos, lonas, óleos, cueros de vaca y edredones intervenidos. Recientemente está sufriendo una evidente transformación en el uso de los materiales y formatos, pasando del uso del lienzo y el óxido -por ejemplo en sus piezas de la series Mercurio y Vertical Solids (2003)- a la ocupación espacial, transitando de la bidimensionalidad a la ocupación tridimensional del espacio expositivo, tal como podemos apreciar en las piezas Nupcias y en su proyecto más reciente, La casa (2004).

Bechara recupera con soltura la utilización de objetos cotidianos o materiales no provenientes del mundo del arte -tales como las lonas de los camiones, los cueros de vaca o, más abstractamente, la utilización del óxido- como materia plástica, como contenido de reflexión y espacio de diálogo entre la figuración y la abstracción. Su trabajo relaciona la memoria con procesos formales plásticos que se traducen en un cuerpo de trabajo lleno de matices, múltiples lecturas y que logra establecer un punto de conexión entre dos mundos aparentemente irreconciliables, el mundo real y el mundo del arte.

ENTREVISTA

Amalia Caputo: ¿Cómo fueron tus comienzos en el arte?

José Bechara: Si bien es cierto que no comencé a trabajar en arte la semana pasada, me cuesta trabajo hablar de mis comienzos, ya que constantemente me cuestiono y reviso los signos y sensaciones que mi obra me genera y que cada dí­a me hacen sentir como si estuviese empezando. Vivo cada dí­a una existencia frágil como artista y me enfrento a los problemas que cualquier artista joven o maduro se encuentra, temas de presupuestos, de espacio, de producción de obra. Por otra parte, siento un gran alivio al ser invitado a muestras, a que mi obra obtenga cierto reconocimiento y que mi obra se valore porque me ubican dentro de una trayectoria sólida de casi 20 años dedicado a la pintura.

AC: ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo con los óxidos?

JB: En los comienzos, yo era pintor en el sentido estricto de la palabra, con pinceles y óleos, dentro de la abstracción. Poco a poco fui interesándome cada vez más, casi accidentalmente, en el trabajo con óxidos sobre lonas de camiones recuperadas -tarpaulins (encerados)- y otros materiales.

Ahora, desde hace años no trabajo con pinceles. Mi trabajo parte de procesos de oxidaciones sobre dichas lonas cobertoras de camiones usadas. No utilizo pinceles y no utilizo lienzos propiamente dichos. Sin embargo, me sigo considerando pintor porque creo que una pintura es una pintura cuando los procedimientos intelectuales, las decisiones que toma el artista, el proceso conceptual de selección formal de técnica, tono, color, textura, son los mismos procesos que un pintor regularmente harí­a. Me interesa, como dirí­a Clemente Greenberg: La autonomí­a del hecho plástico. Los óxidos, al igual que la pintura, valoran o suprimen las potencias de las relaciones entre acontecimientos visuales.

AC: ¿ Podrí­as explicar cómo abordas la geometrí­a, el espacio y la temática en tu obra?

JB: Creo que mi obra parte de ocurrencias visuales o señales que son sugerentes y que combinadas de una determinada manera, me permiten crear una experiencia plástica especí­fica. Me refiero, por ejemplo, al uso de los materiales. En las series de los óxidos, utilizo las lonas de los camiones como lienzo y las manipulo con óxidos y otros elementos naturales, como agua, durante determinados perí­odos de tiempo (que oscilan entre 30 y 120 dí­as y que también dependen de la estación del año en la que estoy produciendo obra) para obtener ciertos efectos visuales especí­ficos que me interesan. Pareciera un trabajo azaroso, pero las condiciones de las oxidaciones y de las capas en mis pinturas son estudiadas, pensadas previamente, para obtener tonos más cálidos, más claros, más oscuros, etcétera.

Ideológica o conceptualmente se puede decir que mi trabajo parte de la noción de memoria, signos combinados intencionalmente con sí­mbolos para producir una experiencia estética. Mi trabajo tiene que ver en muchos casos con los vestigios del tiempo. Es una combinación entre rigor formal e informalidad. Esto puede explicarse más en detalle al analizar la yuxtaposición rigurosa de la geometrí­a que utilizo sobre las enormes telas de camioneros ya manipuladas, vividas, usadas, que son, si se quiere, aleatorias o expansivas.

AC: ¿De dónde te surge la idea del trabajo con cueros de vaca?

JB: De la misma manera como relaciono las lonas con los óxidos. Me interesaba la combinación entre el rigor formal y el espacio informal y las posibilidades de fusionar estas dos ideas plásticamente. Me interesa la combinación de lo que llamo acontecimientos visuales. Son elecciones intencionales. Por ejemplo, en la pieza 9 females o en 26 x red, combino el tiempo pasado, las pieles marcadas, heridas, cicatrizadas de bueyes y vacas con el tiempo presente, representado en la geometrí­a absoluta. Me interesa la posibilidad de fundir estas dos realidades opuestas, crear un diálogo entre ellas.

Para mí­, cada pieza se plantea como un problema o proyecto, y esto me permite renovarme en cuanto al uso de materiales y conceptos que desarrollo.

AC: ¿Qué artistas te interesan?

JB: Muchos. Podrí­a enumerar cientos. Me gusta pensar en el trabajo de Richard Serra, del brasileño Amilcar de Castro, Sean Scully, Cy Twombly, entre miles.

AC: ¿Hacia dónde se dirige plásticamente? ¿De qué se trata su nuevo trabajo? He podido observar que está trabajando con volúmenes, con instalaciones, ¿esculturas?

JB: Todos los procesos que vivo en mi trabajo, puede decirse que comenzaron accidentalmente. Así­ fue mi tránsito de la pintura convencional al uso de los óxidos y las lonas recuperadas. Igualmente con el uso de los cueros. Han sido procesos casi azarosos, pero conceptualmente buscados. Nunca me habí­a planteado hacer esculturas, pero desde hace un par de años estoy trabajando un proyecto que formalmente transita en una frontera compleja entre la instalación y la escultura. Es el proyecto Casa. Me sigue interesando la memoria como tema. Me planteo la casa que escupe los muebles. La casa -el espacio doméstico- que pierde la memoria. Para mí­, el mobiliario casero son los equipamientos diarios que la memoria necesita para recrearse. Así­ es como me cuestiono trabajar en una muestra primordialmente escultórica en su aspecto formal y, trabajando conceptualmente con la intención de subvertir la idea de amparo, la noción de morada que la casa en su definición más pura ofrece.

Esta nueva experiencia está más ligada a la tradición escultórica partiendo de la combinación de elementos cotidianos geometrizados. La casa sintetizada como paralelepí­pedo, construida en materiales muy precarios y los muebles simplificados hasta retornar a la existencia abstracta que conforman las cosas, haciendo una limpieza de la figuración a la abstracción, hasta que la geometrí­a se revele.