Eugenio Zanetti

Cabildo Histórico, Córdoba

Por Pancho Marchiaro | julio 18, 2014

Hubo un tiempo cuando la Ciudad de Córdoba fue una pequeña gran capital del arte y la cultura americana. Los sesentas sacudían el planeta y en el Centro de la Argentina eso se podía olfatear en la calle.

Eugenio Zanetti

Las bienales Ika / Kaiser del ´62, ´64 y ´66 deben ser la mejor prueba de ello, en tanto reunión de artistas, ciudadanos y poder político y económico comprometidos con el futuro.

Ese fue el caldo de cultivo para la formación de Zanetti (Argentina, 1946) un exitoso hombre de cine, que acaba de dirigir Amapola (2014), pero tiene entre sus cucardas un Oscar por la dirección de arte de Restauración (1995), todos méritos que le han obligado a vivir en Hollywood y desvincularse de su ciudad de origen.

Sus trabajos plásticos siempre han sido piezas pictóricas codiciadas por coleccionistas a lo largo de la columna vertebral americana, desde Buenos Aires hasta Nueva York, y de hecho se exhiben en simultáneo a la muestra en cuestión, pero en el Museo Municipal Genaro Pérez.

Pero la exposición Más allá de los sueños cuenta con la comprometida y onírica curaduría de Luz Novillo Corvalán quien, sin opacar al autor, consiguió recrear la sensación inmersiva del cine en cada sala del viejo Cabildo de la Ciudad, recientemente transformado en uno de los puntos centrales para el arte de Córdoba.

Nadie mejor que este cronista para reportar la forma en que jubilados, indigentes, teóricos del arte, turistas, público avezado y estudiantes se zambullen ininterrumpidamente en los espacios fantasiosos que soñó el ojo de Zanetti y cobraron corporalidad para sorpresa de muchos. Pasar por un edificio viejo e histórico, subir al primer piso, entrar a una película y pisar las hojas secas de escenas que sólo habitaban la ficción es, en sí misma, una película. Quienes hayan seguido ese guión se podrán enfrentar a fotografías, dibujos, fotos e instalaciones que no son el habitual “backstage” de una filmación sino una filmografía viva y en continuo diálogo.

“Más allá de los sueños”, como título, no es una licencia poética sino una certeza de la que se hace eco el artista, el montaje, la curadora, y hasta el propio espacio expositivo.

Con un incensario gigante que nos da la bienvenida a las salas, un exhibidor vaticanista, y fragmentos de filmes cuyos personajes cobran vida, la exposición huele a una mente resplandeciente a la que estamos invitados.

Salir del Cabildo rumbo a la otra exposición del artista, “El teatro del mundo”, será someterse a una triste realidad: Córdoba lleva 40 o 50 años retrocediendo y ojalá que este merecido homenaje a uno de sus grandes hijos (la Ciudad le designó Ciudadano Ilustre en ocasión ad hoc) sirva para señalar al pasado futurista de los años sesenta como una promesa que aun no cumplió.