Colección Tedesco: Diagonal Sur - Arte argentino hoy. Centro Cultural Borges. Buenos Aires

Por Ana Martínez Quijano | marzo 27, 2016

La exhibición ocupa el Centro Cultural Borges con casi 400 obras pertenecientes a la colección de Esteban Tedesco. La exhibición, crucial para la historia del coleccionismo de arte contemporáneo,  brinda visibilidad a la producción de los últimos 30 años. 

Graciela Hasper, Untitled . Acrylic on canvas / Sin título. Acrílico sobre tela. 280x450 cm.

Tedesco viene a llenar un vacío.  Sencillamente, ninguna institución argentina exhibe el período que comprende su colección. Y ¿qué duda cabe? Los artistas contemporáneos atraen miles de visitantes a las ferias y galerías y son los favoritos de los compradores, pero ninguna institución argentina les dedica un espacio digno. En la ciudad de Rosario se fundó en el año 2004 el primer Museo de Arte Contemporáneo del país, posee 783 obras, pero esa colección no se exhibe. La colección Tedesco asciende a 1.200 obras y -salvando las distancias de épocas y cotizaciones- duplica la del Malba.

Al recorrer la muestra se advierte la “cualidad museo” de la selección, el atractivo de las obras que pocos conocen. En este contexto, el trabajo curatorial del teórico francés Philippe Cyroulnik resulta crucial. Desde el año 1989, cuando viajó a la Argentina invitado al Centro de Arte y Comunicación (CAyC), comenzó a albergar en el Centro Regional de Arte Contemporáneo de Montbéliard, Francia, artistas argentinos que nunca dejó de apoyar.  En ese sentido, reconoce a la Argentina como su país favorito. “Establecí relaciones a través de la reflexión, de la afinidad con la filosofía y la pintura.  Según la tradición este país es heredero de Europa y no es totalmente la verdad. Hay cosas allá que aquí no existen, como el minimalismo”. Aunque aclara que como primer punto en una pared, colgó una pintura monocromática azul de Juan José Cambre.

Por otra parte, cabe aclarar que Tedesco compró con sensibilidad y buen ojo una franja del mercado accesible, salvo artistas como Macchi, Siquier o Erlich, que, desde hace una década cotizan en el mercado internacional. Con un presupuesto acotado y mayormente forjado con el ejercicio de su profesión,  Tedesco reunió una colección única en el país.

El coleccionismo argentino tiene una larga y noble tradición desde los tiempos del Virreinato del Río de la Plata, cuando el país comenzó a poblarse de arte, hasta la actualidad, cuando los compradores se multiplican. Museos como el Malba o la Fundación Fortabat son claros ejemplos de que todavía perdura el interés y la generosidad de la sociedad criolla por el arte. Con afán educativo y el deseo de compartir los tesoros artísticos,  nuestros primeros coleccionistas abrían sus casas. Esos mismos coleccionistas impulsaron con sus donaciones la fundación del Museo Nacional de Bellas Artes o el de Arte Moderno porteño.

Hoy, los coleccionistas tradicionales -esa gente venerable que en ocasiones guarda el arte sólo para su disfrute personal-  renovaron su gusto y sus estrategias. Cada vez importa menos el glamour de los compradores que gastan cifras millonarias, interesa mucho más compartir el arte con la gente. Lo que importa es el disfrute del arte y su comprensión.