UNA MUESTRA ANTOLÓGICA DE MARÍA SILVIA CORCUERA TERÁN

El arte y la infancia se encuentran en muchos puntos. Uno de ellos es la capacidad de transformar la realidad en otra cosa reformulándola, cuestionándola, expandiéndola. Así lo manifiesta la obra de la artista argentina María Silvia Corcuera Terán (Buenos Aires, 1955) integrada por pinturas, esculturas, textiles, relieves, con preeminencia del objeto y del collage.

UNA MUESTRA ANTOLÓGICA DE MARÍA SILVIA CORCUERA TERÁN

En el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) se presenta hasta el 26 de febrero la muestra antológica Lo cotidiano extraordinario, que reúne un centenar de trabajos desde principios de los años 90 hasta hoy. La propuesta curatorial de Laura Casanovas evidencia las búsquedas y hallazgos de Corcuera Terán, mediante la singular articulación de conceptos, materiales y formas, a lo largo del tiempo.

 

En la primera de las tres salas que abarca la exposición se encuentra la serie Juguetes (1992-1995), la cual constituye un momento fundacional en su producción con características que reaparecerán una y otra vez: lo lúdico; el humor; materiales descartados y recuperados de uso corriente o de poca valoración cultural; un cromatismo plano y saturado de reducidas tonalidades privilegiando el rojo y el azul y una personal geometría.

 

“Su obra propone también diálogos permanentes con otras culturas superadores de las construcciones binarias de la modernidad, advirtiendo capas de memorias, historias, encuentros y partidas”, sostiene Casanovas, como sucede en las series Las Rayadas (2008-2019), Dones, Randas y Cascabeles (2011-2017) y otras. Entre los temas y motivos de sus creaciones se destacan la ciudad, sobre todo de Buenos Aires, con su identidad, historia, tragedias y afectos; el barco (símbolo de migraciones forzadas e intercambios) y el peinetón.

 

En la extensa serie La Dote Argentia (2014-presente), el cuerpo se establece como motivo precioso a rescatar, proteger, reparar y en vínculo con la moda, en tanto código cultural de época. La dote deviene metáfora, además, de un país con sus avatares históricos. Siempre a partir de una mirada crítica comprometida con las vicisitudes humanas del pasado, el presente y el futuro. En el imponente Manto (2021), confeccionado con barbijos cocidos y pintados con acrílico y aerosol negro, la artista ofrece testimonio también de la trágica pandemia del Covid-19.

María Silvia Corcuera Terán fue seleccionada para la XIII Florence Biennale (2021) y como Mejor Artista de América Latina y el Caribe, por Ivy Plus Libraries Confederation (2020), entre otros reconocimientos a lo largo de su extensa trayectoria. Sus obras forman parte de museos, colecciones privadas y de la Universidad de William & Mary (Virginia, USA).

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