Sergio Vega

Kabe Contemporary

Por Marivi Véliz | julio 11, 2013

Sergio Vega (Argentina, 1959) exhibe “Disassembling Paradise” (Desmontar el paraíso). Paraíso al que alude a través de dos de sus series: “Parrot Color Charts” (Carta de color papagayo) y “Shanty Nucleus After Derrida 2” (Núcleo de favela según Derrida 2).

Sergio Vega

Paraíso que nace en estas series al calor del color, en tonos fuertes o primarios. Del plano al espacio entre el trópico de la floresta húmeda y de la desintegración urbana.

La muestra parte de la descomposición cromática de la foto de una cotorra –o papagayo- sobre una rama, una especie de superposición a lo Mondrian sobre la estampa de un nuevo mundo exuberante, cuyo hábitat fue “mercadeado” bajo la idea del paraíso. Si bien estas coordenadas le son ofrecidas a Vega por su coterráneo Antonio de León Pinelo (1589 -1660), no dejan de recordar a Colón repitiendo “esta es la tierra más fermosa”. Precisamente sobre esa (f)hermosura, las imágenes en “Parrot Color Charts” se van depurando hacia un espectro cada vez más purista que nos remite a la óptica, el arte moderno, la abstracción geométrica e, inevitablemente, a la revolución tecnológica.

En los resquicios donde yuxtapone los planos conviven civilización y barbarie, exageración y síntesis, las aporías simbólicas que se condensan en la historia del arte latinoamericano. Justo hacia allí, con más precisión, va la segunda serie, que ocupa además el centro de la sala. Se trata de un diálogo entre Jacques Derrida y Helio Oiticica, sobre las capas constructivas por donde se extiende la segregación urbana.

“Shanty Nucleus After Derrida 2” es explícita en su referencia a la serie de los núcleos de Oiticica, en los cuales creó ambientes cromáticos con múltiples paneles pintados de colores intensos en tonos graduales, sólo que enfatiza mucho más la experiencia perceptiva. Si bien Oiticica recurrió, luego de esta serie, a las fuentes de la samba y a las asociaciones fiesta-color fruto de su relación con os mangueirantes (miembros de la escuela de samba del cerro de Mangueira), Vega opta por re-significar el lado constructivo casi a partir de un mismo tipo de fuente. Él se queda con la lógica de la experiencia, le interesan las operaciones de montar/desmontar las viviendas que se levantan en las condiciones más adversas. Éstas son las que retrata e imprime sobre los paneles del color nuclear, jugando a su vez con las formas en positivo y negativo, el volumen y los ángulos que se salen del plano. Es así que va haciendo suyo el espacio de la galería, secuestrando poco a poco un ambiente que a primera vista pareciera cartesiano, sujeto a una construcción lógica inmersa además dentro de un cubo blanco.

Esta lógica de contraposición de sentidos, que siguen siempre una línea constructiva que se extiende hacia asociaciones infinitas, resulta el leitmotiv principal de “Disassembling Paradise”. Un paraíso que no termina de soñarse, de encontrarse, y que por demás resulta demasiado complejo, nada unívoco. Y quizás por eso mismo una posibilidad aún fuera de la historia, inscrita quizá en el propio devenir del que hablara Derrida.

El trópico ha tenido recientemente una revitalización a partir de los proyectos curatoriales de Pablo León de la Barra, sobre todo en diferentes países de Latinoamérica, y se emparenta con obras como El Cerro, 2001, de Chemi Rosado-Seijo en Puerto Rico, y la exposición “Mayami Son Machín”, 2011, de Proyectos UV, en Diet Gallery, Miami.