Cali: Fallas de Origen

La Central, Bogota

Por Camilo Chico Triana | marzo 26, 2011

La política de sangre y miedo instaurada por Pablo Escobar y el Cartel de Medellín con el fin de rendir la sociedad colombiana a sus dominios, fue muy distinta a la vivida en el occidente colombiano con la familia Rodríguez Orejuela y su Cartel de Cali, quienes a través de testaferros lograron penetrar la sociedad caleña hasta sus más profundos rincones. Y es precisamente esta problemática el tema central de esta exposición, que reúne a cuatro artistas bajo la curaduría de Juan Sebastián Ramírez. De manera particular se destaca Fallas de origen de Wilson Díaz (Pitalito, 1963), instalación ganadora del XXXVII Salón Nacional de Artistas en 1998, que representa la emblemática “casita roja”, aún logo del Banco Davivienda, y que contiene en su antejardín, además de piedras, plantas de coca, que establecen una fuerte crítica a la forma de cómo el narcotráfico llegó a caber hasta en el lugar más inesperado de los hogares: el antejardín.

Wilson Díaz. Fallas de origen, 1997. Painting on wood panel, resin, coca plants, monitors, intu- ra sobre madera, resina, plantas de coca, monitores, DVD, dimen- sions variable, edition of 2 / Courtesy La Central. Pintura sobre madera, resina, plantas de coca, monitores, DVD, dimensiones variables, edición de 2 / Cortesía: La Central.

José Horacio Martínez (Buga, 1961), ganador del XXXV Salón Nacional de Artistas, exhibe un video y unos dibujos corres- pondientes a su serie El guardaespaldas, que aparentemente son variaciones de una misma imagen, pero que en su repetición reiteran la categoría de instrumento a los individuos que ejercen esta profesión para los jefes del narcotráfico. Por su parte Leonardo Herrera (Cali, 1976) presenta una serie de foto- grafías Polaroid con anotaciones a modo de álbum familiar, que titula El origen de las cosas, que muestran una parte de la ciudad que se conservó paradójicamente libre de las influencias “estéticas” establecidas por el narcotráfico.

Con dos grabados, Margarita García (Bogotá, 1978) muestra cómo el caballo -símbolo de las cabalgatas de Cali- y el diablito rojo –ícono del equipo de fútbol América de Cali-, se degradan hasta llegar a ser las papeletas impresas en las que se arman cigarrillos de basuco (mezcla de drogas parecida al crack), en una obra con un sugerente nombre Los carteles de Cali.