IAC presenta El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero

El Instituto de Arte Contemporânea (IAC) presenta El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero, del 3 de septiembre, 2012 al 6 de Enero, 2013.

IAC presenta El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero

Esta exposición fue organizada por IAC en colaboración con la Fundación Nemirovsky y la Pinacoteca do Estado de São Paulo. Curada por Rina Carvajal, El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero, será la primera muestra internacional de los Coloritmos y la primera gran exhibición individual de este artista en Brasil.

Alejandro Otero (Venezuela 1921-1990) es un artista referencial en la historia de la abstracción. Pintor y escultor notable, realizó a lo largo de su obra una lúcida y coherente investigación plástica, depurando gradualmente los problemas artísticos hasta agotarlos y llevarlos a sus últimas consecuencias compositivas. Entre 1955 y 1960 se dedica a desarrollar los Coloritmos (75 en total), uno de los trabajos seriales más extraordinarios producidos en la historia del arte abstracto y una de las mayores contribuciones conceptuales del artista en el campo de la pintura.

Luego de formarse en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (1939-1945), Otero viaja a París, donde permanece, con breves estadías en Venezuela, hasta 1952. Durante esos años estudia en profundidad la obra de Piet Mondrian y completa algunas de sus más importantes series pictóricas. Entre 1946-1948 pinta Las Cafeteras, obra que marca su pasaje de la figuración a la abstracción. Bajo grandes controversias, un año más tarde expone esta serie en Caracas, dando inicio al surgimiento de la abstracción y la modernidad plástica en su país.

En 1951 realiza una nueva secuencia de trabajos seriales, las Líneas de color sobre fondo blanco (1951) y los Collages ortogonales (1951-52). Es aquí donde aparece por primera vez la idea de módulo y donde explora exhaustivamente una concepción dinámica del espacio y de la estructura bidimensional. El énfasis espacial de estas experiencias, lo lleva a pensar en la necesidad de un formato "distinto al bidimensional de la tela y del papel", y a imaginar sus posibilidades de utilización en la arquitectura. Con ese interés estará de regreso en Caracas, donde se estaba gestando un movimiento arquitectónico a gran escala.

A su llegada, entra en contacto con algunos de los arquitectos involucrados en ese movimiento, y poco después es invitado a participar en el proyecto de integración de las artes de la ciudad Universitaria de Caracas (Universidad Central de Venezuela), dirigido y promovido por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, considerado como el más avanzado proyecto arquitectónico y urbanístico del país. Junto a un amplio grupo de artistas nacionales e internacionales (Manaure, Narváez y Soto; Calder, Leger, Arp, Vasarely, entre otros), Otero contribuirá con un importante conjunto de obras a escala cívica, los murales y el vitral de la Facultad de Ingeniería ( 1954) y las Policromías de la Facultad de Arquitectura (1956) y de Farmacia, (1957).

En 1955, crea sus primeros Coloritmos como un proceso constructivo que integra distintos tipos de espacio en un mismo plano pictórico. En ellos cuestiona la propia idea del cuadro como objeto e incorpora el espacio potencialmente arquitectónico de la pintura. Estas obras, como lo afirma el mismo Otero, "desbordaron el plano, se hicieron al espacio arquitectónico y lo abrazaron." Otero planteará allí una idea de particular importancia: la noción del plano como un campo espacial de fuerzas en expansión, actuando a la misma vez como pintura, volumen y arquitectura.

Pintados al duco, una laca industrial brillante que el artista aplicaba con soplete o rodillo sobre madera o plexiglás, los Coloritmos son módulos compositivos de gran formato ejecutados en soportes rectangulares de madera. Surgen de una estructura de bandas paralelas negras y blancas, entre las cuales aparecen marcas de color que activan toda la estructura del plano. En ellos, Otero logra enfatizar el ritmo y el color antes que la forma, resultando en una sugestiva ambigüedad espacial. Con gran rigurosidad articula una compleja trama de ritmos y tensiones lineales, espaciales y de color de gran dinamismo visual, cuyo “ritmo direccional abierto” se expande hacia el exterior del cuadro.

Los primeros Coloritmos se realizaron a partir de bandas paralelas negras y blancas y de acentos de colores puros brillantes. Los colores entre las líneas producen vibraciones, que a su vez convocan a un diálogo entre dimensiones, ritmos y espacios. Las formas, bajo las bandas oscuras de las primeras obras, se transforman en rectángulos alargados en subsecuentes versiones, estableciendo así un esquema más amplio, donde al perder continuidad las bandas parecen formar un bloque sólido. Mientras los primeros Coloritmos atraían la mirada del espectador hacia el interior del plano, los últimos la llevan desde el plano hacia el afuera.

La obra de Alejandro Otero ha sido presentada en cuatro Bienales Internacionales en São Paulo (1957, 1959, 1963 y 1991), obteniendo en la 5ta. Bienal una mención honorífica. También fue mostrada en la 6ta. Bienal de Mercosul en Porto Alegre (2007), sin embargo nunca se ha hecho una exhibición individual que permita valorar el lugar que ocupan los Coloritmos en su obra y en el contexto del abstraccionismo geométrico internacional.

Rina Carvajal es una curadora y critica independiente venezolana residenciada en Miami. Actualmente, es curadora invitada en el Instituto de Arte Contemporânea (IAC) y el Instituto Moreira Salles (Sao Paulo y Rio de Janeiro). Hasta el 2011 fue curadora adjunta del Miami Art Museum. Fue curadora invitada de la 29 Bienal de São Paulo (2010) y directora ejecutiva y curadora del Miami Art Central (Miami).

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