Nayda Collazo-Llorens

LMAKprojects, New York

Por Laura F. Gibellini | mayo 13, 2012

Los últimos trabajos de Nayda Collazo-Llorens en su tercera muestra individual en LMAKprojects son tan fascinantes, complejos e inquisitivos como de costumbre.

Nayda Collazo-Llorens

Across Doom Hopes the Guiding Fever presenta lienzos e impresiones digitales, pero lo que acaba de dar cohesión a un grupo de obras muy bien concebido es la intervención en el espacio. Un espectacular dibujo que ocupa tres paredes de la galería envuelve al espectador en una especie de red, o tela de araña, una forma orgánica y sinuosa que nos absorbe hacia su interior y nos hace repensar nuestras propias coordenadas − no sólo espaciales, sino también mentales. Efectivamente, parece que un torbellino a nuestro alrededor, con su epicentro clavado en la pared, diera paso a otros mundos, exteriores e interiores, a otros niveles de comprensión.
Collazo-Llorens continúa aquí su exploración sobre los modos en que la mente procesa la información, reflexionando sobre las complejidades de la mente, del lenguaje, la percepción, la navegación y recepción de lo que hay dentro y fuera de nosotros. Pero en esta ocasión se centra en el ruido, en el desecho y en la aleatoriedad − en lo que queda impregnado en la mente tras verse sometida a los incesantes inputs que supone la vida cotidiana. Algo científico emana de su trabajo, una observación que pasa por ser empírica y sugiere la curiosidad del naturalista. Del recolector cuya tarea fuera fijar y procesar esa vastedad.
En las telas Locus Rackets Hypnotic (from the Test Series) (2012), que vienen de otra serie anterior en la que la artista jugaba ya con el procedimiento de la duplicación de los test de Rorschach, Collazo-LLorens despliega un paisaje de capas de información que se articulan a través de una serie de puntos generados al aplicar tinta sobre una tela plegada. Al desplegarse, los puntos aparecen como si de una reflexión en un espejo se tratase, y se ven contenidos o atravesados por formas ondulantes que sugieren algún tipo de transmisión. Las piezas son bellísimas y articulan una mirada que va de lo micro a lo macroscópico, pues no sabemos si nos encontramos ante la imagen ampliada de un tejido orgánico o frente a un paisaje terrestre (o un patrón de camuflaje). Este juego de una mirada que viene y va y navega entre realidades paralelas, como si de capas apiladas se tratase, es fundamental en la obra de Nayda.
La serie de la que surge el título de la muestra, Random Triggers (2012), nos presenta textos generados aleatoriamente impresos sobre dianas de tiro. Organizados en bloques de nueve impresiones − agrupados por conexiones temáticas sutiles − contienen comentarios sobre la guerra, el ruido, el genoma humano, la sexualidad, el planeta, la conectividad, el miedo, el contagio, el fin del mundo, la esperanza… Textos fragmentados e inconexos que sin embargo crean su propia narrativa y cuyos restos se fijan mediante la diana sobre la que están impresos. Y que nos remite, de nuevo, al epicentro de ese torbellino que la artista dibuja en la galería. Un anclaje sutil pero imprescindible para abandonarnos a la búsqueda que propone Collazo-Llorens y que nos lleva a mirar hacia adentro y hacia fuera de nosotros.