Voluspa Jarpa: En nuestra pequeña región de por acá

MALBA. Buenos Aires

Por Juan Cruz Pedroni | septiembre 27, 2016

La  artista toma como punto de partida los archivos desclasificados de la CIA sobre catorce países de Latinoamérica 

Voluspa Jarpa: En nuestra pequeña región de por acá

La exhibición en el MALBA de la artista Voluspa Jarpa (Rancagua, Chile, 1971) toma como punto de partida los archivos desclasificados de la CIA sobre catorce países de Latinoamérica y los exhibe de diferente modos: colgados en largas tiras de papel, impresos en planchas transparentes, en biblioratos metálicos o atravesados en volúmenes que aluden a las formas mínimas de Donald Judd. Los documentos informan sobre la injerencia de los servicios secretos de Estados Unidos en la política de la región y presentan como rasgo recurrente tachaduras negras que impiden la recuperación de información. Los retratos  de 47 líderes latinoamericanos asesinados, un video de la artista y una sala con audio completan la investigación. 

Que el sentido de mostrar un archivo en un museo de arte sea en tanto operación política aquello que se denomina una “democratización” de su acceso no es algo que sea evidente por sí mismo. En primer lugar porque, como recuerda Jacques Derrida, la topología del archivo es paradójica –se trata  de un poner afuera para guardar mejor- y en segundo lugar porque también la eficacia política del arte es paradójica y escapa a las causalidades previsibles en una lógica lineal. Más acá de las intenciones, hacer visible siempre puede promover en el espacio expositivo el reverso de esta operación, producir un lugar en el que las cosas se puedan sustraer mejor a la mirada. Estar delante de un teatro del archivo –desplegado todo de una vez, escenificado en un museo- puede poner al espectador en la ilusión de estar frente a una totalidad sin resto y desplazar el acto de memoria hacia un papel ya escrito que se presenta con la evidencia de un documento.

La exhibición deJarpa escapa del primer riesgo mediante las tachaduras que hacen visible el carácter fragmentario de aquello que se muestra, y del segundo, mediante el procedimiento de interferencia entre los documentos y otras formas y materialidades, que demuestran que la elocuencia y la potencia política de los archivos se activa solo cuando son relacionados con algo diferente a ellos mismos.