Carmen Maristany

La poética del espacio

Por Labowitz, Pedro
Carmen Maristany
  Con La poética del espacio, Carmen Gloria Maristany se presenta de inmediato como una artista hecha y madura, segura de sí­ misma y de su camino, conocedora de su técnica. Opta por una expresión no figurativa, lo cual implica que de sus conocidos maestros, como entre otros Sergio Stitchkin y Augusto Barcia, supo tomar lo que pudieron darle, sin seguir ni el realismo de uno ni el expresionismo paisajista y figurativo del otro.
Y lo que aprendió ante todo y que se refleja doquier en su obra es una férrea disciplina técnica y un afán de perfección que le hace volver una y otra vez sobre sus cuadros, aplicando capas sobrepuestas de pigmentos que posteriormente pueden rasgarse y rasparse, haciendo traslucir las tonalidades de las capas anteriores y a veces hasta la textura de la tela misma.
Los cuadros de la presente exposición datan todos de los últimos dos años. En aquellos de 1998 sienta las bases de su quehacer pictórico: un juego muy ameno de formas y colores, unidos en una sí­ntesis plenamente satisfactoria. Predominan por lo general los tonos azules más bien frí­os y formas que aprovechan la fuerza incisiva del ángulo recto, particularidades que se dan siempre dentro de composiciones vitales y vibrantes y cuya fuerza va controlada por ser básicamente cerradas, compensadas y equilibradas; en otras palabras: disciplina expresiva.
Las texturas, la pigmentación misma, juegan un rol importante en la obra del artista. Aprovecha diversas técnicas pictóricas para lograr su fin: pinceles, espátulas o herramientas de incisión que puedan dejar sus rasgos en surcos paralelos y sinuosamente curvados. Pero no las emplea como un fin en sí­ mismo, sino siempre subordinadas a lo que es un cuadro en su totalidad como obra de arte. De hecho, en sus trabajos del último tiempo este empleo de texturas relievadas se acentúa fuertemente mediante el uso del collage, al emplear en su obra restos textiles que la toman pronunciadamente tridimensional, pintados como parte del cuadro. También aumenta la luminosidad y la intensidad de su colorido hasta llegar a una verdadera explosión amarilla en el reciente cuadro Materia y Memoria.
Quizás sea esto una indicación hacia un posible desarrollo futuro de su paleta, ya que hasta ahora en toda su obra la pintora demuestra más bien una cierta reticencia cromática, impuesta por un acrisolado buen gusto que en nada disminuye su vitalidad, pero que sí­ la encauza en un ambiente de sobriedad.
En Carmen Gloria Maristany saludamos una voz nueva en nuestras artes visuales; una voz que sin duda seguiremos escuchando en el futuro con interés y placer, como ya es el caso con la exposición actual.