FRIEZE ART FAIR

Frieze y sus Satélites

Por Costa, Sidonio
FRIEZE ART FAIR
La feria de arte más animada y concurrida de Londres regresó para su cuarta edición más animada que nunca y definitivamente creó mucho ajetreo en torno a sí­, en torno a Londres y a las demás ferias de arte más modestas que hoy en dí­a denominamos consensuadamente ferias de arte satélites.
Cuatrocientas solicitudes y ciento cincuenta y dos galerí­as aceptadas más tarde, Frieze volvió a ser un éxito mediático y de público. Los coleccionistas y profesionales del mundo del arte asistieron masivamente como es habitual y las ventas fueron frenéticas y extravagantes. Hablando con coleccionistas y galeristas, nos enteramos de que la carrera por la compra de buenas obras habí­a sido feroz y los precios habí­an trepado a las nubes.
Los organizadores anunciaron que su intención este año habí­a sido concentrarse en la calidad de la feria y de las obras exhibidas, además de mantenerse dentro de las mismas dimensiones. Pude comprobar que los ecos de crí­ticas recientes dirigidas a Frieze habí­an despertado en los organizadores una genuina voluntad de reagruparse, enfocarse y mostrar arte contemporáneo a los visitantes de la mejor forma posible.
Por primera vez, las cifras correspondientes a la edición del pasado año no fueron dadas a conocer por los organizadores, quienes adujeron que no eran exactas, ya que no tomaban en cuenta las ventas realizadas luego de la clausura de la feria. Para mí­, este es un signo de que Frieze está consolidando su posición no sólo como un importante acontecimiento ligado al arte contemporáneo a nivel mundial sino también como empresa comercial. Está creciendo tanto y las galerí­as están obteniendo tanta ganancia que se está volviendo embarazoso divulgar las cifras...
Una de las novedades este año fue la introducción de la sección Project Spaces, y mi proyecto favorito fue Mirror Infill, de Mike Nelson. La instalación de este artista estaba medio escondida entre los stands de las galerí­as y podí­a fácilmente pasar desapercibida para un visitante desprevenido. Imbuida de la atmósfera caracterí­stica del backstage de una gran exposición de arte, la instalación funcionó como ficción documental de los preparativos para la apertura de Frieze.
Mike Nelson creó un "contrapunto estructural y conceptual de la efervescencia de la feria", según reza el texto del catálogo. En mi opinión, funcionó perfectamente como tal, y fue muy inspirador. Regresé muchas veces a ese espacio, como para permanecer anclado y maximizar mi experiencia de Frieze. Esta gran instalación hizo más placentera mi experiencia, y por lo que pude ver, lo mismo le sucedió al público. Este casi "secreto" fue un gran éxito.
El artista mexicano Miguel Calderón participó en la edición de este año de Frieze con un proyecto especial por encargo titulado Guest of Honour. Este film de 35 mm muestra la saga de una familia que encuentra un ciervo en uno de sus picnics dominicales y adopta al animal. Lo que sigue es la versión de Calderón de algunas "consecuencias estrafalarias y escatológicas" de esta adopción. Fue exhibido a diario durante la feria en el Cine de los Artistas, y constituyó un polo de atracción para numerosos visitantes.
Calderón tradicionalmente registra las historias de las personas, reescribiéndolas y reinterpretándolas luego. El artista expresa que esto es una parte de un proyecto mayor que reunirá a todas estas historias breves y algún dí­a conformará un film de largo metraje. La galerí­a Victoria Miro expuso una de las fantásticas esculturas cinéticas de luz de Conrad Shawcross. Este artista británico es, sin duda, el autor de algunas de las piezas de la nueva escultura más interesantes de la escena del arte en la actualidad. La pieza exhibida era parte de su exposición individual No Such Thing As One, que presentara en la galerí­a Victoria Miro de Londres. Allí­ expuso otras esculturas que exploraban la noción del tiempo y la esencia de la materia.
Me conmovió poéticamente la obra reciente de Anthony Goicolea. Expuso en la galerí­a Aurel Scheibler, que habí­a organizado en su sede de Berlí­n una premií¨re europea de esta obra más reciente de Goicolea. Bajo el tí­tulo de The Septemberists, esta nueva serie de fotografí­as y dibujos, así­ como su video Septemberists 2006, de 30 minutos de duración, documentan los preparativos y procesos asociados a los rituales tradicionales.
En un paisaje oní­rico, un grupo de muchachos recoge materiales para elaborar la vestimenta y los elementos necesarios para representar una serie de ritos de pasaje semi-expiatorios. .
Goicolea se inspiró en Pedro y El Lobo, de Prokofiev. Los rituales tradicionales, como el matrimonio, los bautismos y los funerales se funden en mí­sticos escenarios exteriores para crear nuevos hí­bridos de viejas costumbres. Las fotografí­as tienen una atmósfera muy serena. Las percibí­ como una suerte de actividad sonámbula de sus protagonistas. Sentí­ como si estuviera mirando el sueño de otra persona. Ésta es una bellí­sima obra nueva de Anthony Goicolea.
Annette Messager me sorprendió en el stand de la galerí­a Marian Goodman. No esperaba ver obras recientes de esta artista en Frieze, pero me sorprendió gratamente A group of Worlds, 2006. Una serie de pequeñas esculturas que son tanto una visión de lo que nos puede deparar el futuro si, como individuos, no comenzamos a comportarnos en una forma más respetuosa del medio ambiente, y una precisa transcripción de lo que ya le está ocurriendo hoy en dí­a a nuestro planeta y sus recursos.
La consideré una visión interesante del mal uso que hace el mundo contemporáneo de los recursos ambientales, sociales y culturales y del capital. Hay algunos artistas que siempre me llegan, y Annette Messager es una de ellos.
Este año Frieze se estableció definitivamente como una feria fundamental. Frieze tiene una enorme gravitación y actualmente va más allá de ser una importante muestra de arte contemporáneo. Es una atracción no sólo para entusiastas y profesionales del arte, sino también para el público en general y para los turistas que visitan Londres especí­ficamente para asistir a la feria y por la atmósfera que brinda Londres en octubre. Cuando durante la conferencia de prensa de apertura se le preguntó a Matthew Slotover sobre las frenéticas exposiciones de arte que se presentaban en otros sectores de Londres coincidiendo con Frieze, respondió simplemente: "Es una locura". Y por cierto que lo es. Más abajo reseño brevemente algunas de las ferias que se llevan a cabo durante la misma semana en que se presenta Frieze o en la anterior. Varí­an en estilo, principios organizativos, y público al que están dirigidas. Pero lo que todas tienen en común es su estatus de satélites. Orbitan alrededor de la actividad de Frieze como feria de arte y ansí­an atraer el gran número de visitantes de todas clases que asisten a Frieze.
Pienso que esta cuestión de que Frieze se transforme en el polo gravitacional de estas ferias satélite más pequeñas resultará en interesantes discusiones en el futuro. También creo que el tema tiene aspectos positivos y negativos. Para mencionar uno de cada uno, podrí­a decir que es bueno que Frieze haya creado una temporada de arte de otoño en Londres; se ha hecho más popular y más interesante que, por ejemplo, la Semana de la Moda.. Como lo mencioné previamente, crea una efervescencia y atrae a diferentes tipos de público que pueden beneficiarse con el contacto con las obras expuestas en Frieze y también en las ferias satélite de menor envergadura.
La feria es un revitalizante para el mercado y el comercio de arte, una motivación para comprar y vender, y por qué no decirlo, también es una motivación para que los artistas produzcan obras de calidad. Es una experiencia de aprendizaje, un curso concentrado sobre arte contemporáneo. Abre y aguza la mirada de los profesionales del arte, nos mantiene actualizados y también nos mantiene en vilo con las propuestas a menudo inesperadas de artistas y galerí­as.
Frieze es una gran fiesta, celebra el arte, a los artistas y el amor al arte. Como en toda fiesta, siempre hay algo o alguien que se extralimita, y en el caso de Frieze, me temo que la presión de las sumas astronómicas hará que el tema principal sea el dinero y el incremento de las ventas, desilusionando a los que la ven como una explosión de placentera exploración de lo que es nuevo, emergente o está sucediendo en el mundo del arte contemporáneo. Un buen amigo me ha dicho al respecto: "Nunca olvides que todo tiene que ver con el dinero, siempre fue el dinero". Quiero ser un poco más ingenuo y romántico acerca de esto y creer que existe algo más que el aspecto comercial.
En mi opinión, un aspecto negativo de la dinámica satelital es que las exposiciones satélite más modestas muestran signos de aceptar su estatus de satélites y de hecho pelean por ser reconocidas como un evento accesorio de Frieze. Esto les hace perder de vista la razón por la que existen las ferias en primer lugar. Existen para mostrarle arte a la gente y para exponer al visitante a obras que no tiene oportunidad de ver en otros sitios.
El riesgo que se corre hoy es que estas ferias más pequeñas están seleccionando artistas en base a lo que muestra Frieze y en base a tendencias anunciadas o pronosticadas. Solí­a encantarme visitar estas ferias pequeñas y ver arte que era tan naí¯ve e inocente que me hací­a sonreí­r. Esto no significa que sea/fuera arte tonto, sólo es diferente y es esencial que la gente tenga acceso a él.
Hoy dí­a, ferias como Scope se están volviendo más y más snob, a Zoo le encanta estar bajo el paraguas de Frieze, y las galerí­as que exhiben allí­ vienen a Frieze a echar un vistazo y a que Frieze y su público las vean. Art London acaba de rendirse, y casi ha rogado acceder a su condición de satélite cambiando su fecha de apertura.