Luis Ricaurte

A Ras de Piso

Por Jaime Tamayo, Gómez
México
Luis Ricaurte

Preguntas al Gran Relato

Mirar el rí­o hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro rí­o,
saber que nos perdemos como otro rí­o
y que los rostros pasan como el agua.

Jorge Luis Borges

Las hegemoní­as se preocuparon durante siglos por construir el gran relato de la historia del arte, en la cual Latinoamérica no representa sino un lugar de colonización ideológica, donde las tendencias y los í­conos del poder se perciben como sí­mbolos cuasi sacros u objetos de culto de lo que se supone es la civilización occidental.
En este nuevo siglo, la misma idea continúa determinando el principio del arte. Sin embargo, se torna interesante observar con mayor detenimiento el panorama general y descubrir aquellas propuestas que a simple vista pareciera que no representan un reto a la mirada.
En este contexto, las obras de arte latinoamericanas aun cuando no se las reconoce como punta de lanza, experimentación y aportación con su propia validez en la historia del arte mundial, están obligadas a confrontar de manera directa y franca el dominio del discurso hegemónico eurocéntrico, en la actualidad extendido también a las capitales financieras.
Así­, desde una revisión transgresora a la historia de la mirada, Ricaurte se distancia de los procesos de creación al construir imágenes a partir de dibujos, convirtiéndolos en originales mecánicos de reprografí­as de gran formato, que dan a luz formas de gráfica digital de carácter monumental, más tarde transformadas en obras gráficas de piso, transitables y con una vida efí­mera.
Con ello, Ricaurte parte de algunas obras de los grandes maestros como Veermer, Caravaggio, Velázquez, Picasso, Da Vinci y Buonarotti para entrar en un proceso artí­stico de alusión circunstancial, ubicándolas desde diferentes perspectivas, rompiendo con el ángulo impuesto por el artista y recreando las formas, los volúmenes e incluso los formatos. De manera consciente Luis Ricaurte enfrenta su momento histórico, a través de la deconstrucción de imágenes paradigmáticas y el replanteamiento de los ejes visuales a los que fueron sometidas las formas a representar en los í­conos-fetiche; así­, de un modo que a simple vista la obra pareciera conocida o copia de uno de estos sí­mbolos, las dinamiza y las dota de un referente iconográfico distinto; consiguiendo con esto impregnar a las formas mismas de una crí­tica implí­cita que desde su mirada contemporánea y posmoderna las convierte en piezas propias, por medio de alusiones y disgregaciones dentro del lenguaje universal de las imágenes.
Este es el espacio en donde Ricaurte se desarrolla, enfrentando el riesgo de todo el peso de la crí­tica a la historia de la mirada y desarrollando un discurso conceptual de gran altura a razón de una ejecución innovadora e irreverente, mediante la articulación de su mensaje en un lenguaje que la publicidad de nuestros dí­as se ha apropiado. De este modo, las piezas realizadas son portadoras de meta-mensajes que incitan a preguntarse sobre la utilidad o inutilidad del objeto artí­stico, el derecho a la utilización de las imágenes, la validez de los objetos artí­sticos por el quehacer casi industrial, el valor supuestamente intrí­nseco de la unicidad de las piezas y la idea de que el arte tiene una plusvalí­a por los esfuerzos heroicos en su manufactura.
Esta propuesta que va más allá de la propia obra y que llega hasta las áreas de exposición, ha tenido que recurrir al uso de tecnologí­a de punta para invadir los espacios y sitios heterodoxos que este montaje se ha impuesto como retos para su exhibición. Tales son los casos del Zócalo de la Ciudad de México, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y el Museo Taller Erasto Cortes (MUTEC), por mencionar sólo algunos, donde pasillos, plazoletas y calles se han convertido en extensiones vivas de los museos. Como resultado de ello, los lí­mites se han transgredido al encontrar nuevas perspectivas en el quehacer de Ricaurte, y los grandes formatos en gráfica digital se han impuesto nuevos horizontes.
Ricaurte es quizá uno de los pocos artistas latinoamericanos que han hecho valer su discurso por medio de una estética desarrollada a partir de un análisis de la circunstancia continental, una mirada inmisericorde a su contemporaneidad y una critica social sin concesiones. En su obra, la conceptualización de las disquisiciones latinoamericanas es un elemento constitutivo a la hora de la elucubración y arquitectura de su imaginario.
La idea de reandar las sendas de Martí­n Heidegger en el arte conceptual, está más viva que nunca. Sólo mediante la decisión de enfrentar la verticalidad del arte, la idea de eternidad como fin del mismo, la desacralización de las imágenes como fetiches del discurso de poder, la posibilidad de ampliar las opciones de la percepción de las imágenes y la introducción de las nuevas tecnologí­as a la producción plástica, nos permitirá llevar a cabo el inicio de lo que este pensador menciona. La propuesta de Ricaurte se volcó en estas búsquedas, entre otras, en franca lucha desde su cuestionamiento a la historia del arte, se rebela a las formas impuestas no sólo por los artistas y circunstancias aludidas en su trabajo, sino por su simbolismo dentro de las mercancí­as ideológicas y/o discursivas. El tiempo es también un elemento constante en la obra. Nos repite a cada instante la finitud, lo efí­mero, la reafirmación de lo mortal por medio de la vitalidad de lo propuesto. Lo inquietante para el que la transita, entonces consiste en la paradoja de que al momento de hacer suya la obra, simultáneamente contribuye al proceso de su destrucción.
De esta forma Ricaurte recrea la paradoja filosófica del transcurrir, situándonos en nuestra posibilidad de reinventarnos, bajo un signo de incredulidad de la llamada verdad histórica y revaloración de la metáfora poética de protagonizar nuestro tiempo.
Nace en Pasto Nariño, Colombia. Estudió en el Instituto Departamental de Bellas Artes en Cali, Colombia, en la University de Illinois, The Division of Fine Arts, Illinois, Estados Unidos. Realizó estudios de Maestrí­a en Historia del Arte en la Universidad Autónoma de México. Ha expuesto en México, Estados Unidos, Colombia, y Europa. Entre sus exposiciones se encuentran: A ras de Piso que se presentó en el XV Aniversario del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, México, Francisco Toledo y otros grandes maestros de la gráfica y, en la IV Feria del Libro de la Ciudad de México, visitada por más de 5 millones de personas; en Nueva York, View Of Machine al lado de Kiki Smith, y Life style on my own style, con Cindy Sherman. Creó la Galerí­a Débora Arango, de la cual es Director General, y el circuito internacional de exposiciones Espacio Temporal, así­ como el colectivo La Multinacional y recientemente fundó la Asociación Cultural Yuyana Muru, de la que se desprende el taller de gráfica experimental del mismo nombre.