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La obra de Felipe Herrera está llena de interrogantes y dualidades que no tienen otro fin que el de exorcizar los fantasmas que penetran en su vida. Interrogantes que se materializan en el hecho de que a lo largo de su obra, muchos de los rostros que presentan sus personajes están transfigurados, ocultos, desgarrados, o poseídos por máscaras. Herrera arrastra al espectador a hurgar en la existencia para afrontar ese misterio que representa la vida. Su obra es una propuesta artística que encuentra referencias en sí misma como expresión de su mundo interior, que es a la vez autobiografía y destino. Este artista cuenta con numerosas exhibiciones de sus trabajos a lo largo de su trayectoria. En el año 2001, expuso en el Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina y está representadó por la galería Acquavella de Caracas, Venezuela.
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