REVIEWS - CONSTANT DISTURBANCE

Spanish Cultural Center, Coral Gables

Por Caputo, Amalia
REVIEWS - CONSTANT DISTURBANCE
La imagen que promueve la exhibición la conforma una fotografí­a de grupo de unos 25 estudiantes de unos 13 años de edad que, agrupados como si de la foto anual de su escuela se tratase, llevan gafas de sol estilo policí­a. Todos miran seriamente a la cámara, sin gesto, sin mueca o sonrisa posible. Las gafas no permiten ver qué ocultan sus ojos y sus pensamientos. La adolescencia es cosa seria, pareciera decirnos esa imagen. Los í­conos, imágenes y modos propios de la adolescencia generan ciertas incomodidades, discordias, ruido y perturbación, tanto en los que la viven en carne propia, como los que conviven con ella.
Gean Moreno, artista y curador de la muestra en el Centro de Cultura Española, reúne a un grupo de artistas emergentes y asentados que trabajan con ciertos patrones, que Moreno llama contaminantes, relacionados con la implantación de culturas, los flujos migratorios, y a la no mencionada, globalización.
En el ensayo del catálogo, habla sobre todo de la imposición de modelos de consumo por parte de las grandes potencias, en especial EUA, a un gran y vasto mercado que está conformado por la juventud en general, y la latinoamericana, en particular. Las multinacionales y el flujo de exportación de productos americanos en Latinoamérica, así­ como en el resto del mundo genera ciertas sub-culturas que Moreno quiere evocar a través del trabajo de un grupo interesante de artistas jóvenes, en su mayorí­a, en Turbulencias Constantes
Lo más interesante de la exposición, radica justamente en la visión del curador, quien ha optado por re-crear seudo-habitaciones adolescentes, en las que cada pared o esquina de la galerí­a intercala obras de diferentes artistas que, además de funcionar bien en conjunto, dejan una sensación de espacio habitable, que va mas allá de mostrar el trabajo de forma convencional. Así­, el dibujo de Diego Singh se contrapone a la pared de posters al estilo flyers discotequeros de Pedro Vélez; y las fotografí­as de chicas punk de Maria Isabel Rueda se intercalan con los dibujos de planetas distantes de Daniel Guzmán; el papel tapiz psicodélico de assume vivid astro focus se convierte en fondo de los meticulosos dibujos letárgicos de Beatriz Monteavaro.
Moreno reúne trabajos de artistas más reconocidos como Yoshua Okon, con una genial video-instalación de los headbangers, que consiste en una pared de altavoces sin audio que acompaña a un video de chicos, también silente, que escuchan música a través de sus auriculares; Los Súper Elegantes, provocativos con una instalación- pieza de audio interesante; William Córdova, con el extracto de un viejo video de rock en loop. Estas son algunas de las piezas que, junto a los pupitres intervenidos con dibujos góticos de Humberto Junca , las estériles tapas de los control remotos de José Antonio Hernández Diez y los patinetes troceados de Darí­o Escobar, conforman una iconografí­a en los que el espí­ritu turbulento está presente, así­ como la idea de que es posible no madurar nunca, si así­ se quiere.