DANIEL BLANCO

El Extasis de la Geometría

Por Bello, Milagros
DANIEL BLANCO

El arte abstracto geométrico del pasado siglo dio al traste con toda concepción figurativa, rompiendo en consecuencia con el canon de representación realista del Renacimiento. El non-objective art implicó una ruptura del lenguaje que orientó a otros registros perceptivos más allá de la materialidad circunstancial del mundo externo. A principios del siglo 20, Mondrian, Malevich, Tatlin, Moholy-Nagy, Naum Gabo, Sonia y Robert Delaunay, entre otros, como más tarde los expresionistas abstractos de Nueva York, Jackson Pollock, Willem de Kooning, o los artistas del Color-field, Helen Frankenthaler, Jules Olitski, Barnett Newman, Kenneth Noland, Robert Motherwell, cada uno a su manera, reformularon los métodos geométricos, revirtiendo la percepción tradicional del cuadro.
Los artistas de las posvanguardias de finales de siglo pasado, así­ como las nuevas estéticas del milenio, con su tí­pica capacidad para invalidar los lenguajes y apropiarse de los discursos estéticos, realizan otro orden de estrategias que pone en tela de juicio el mito de la innovación y de la autorí­a. Métodos y técnicas, medios y materiales resurgen como reliquias del pasado, en una práctica de apropiación, de entrecruzamientos y de "potlach" estéticos. Extasiarse, banalizar, ironizar o dislocar, la oficialidad del siglo pasado parece ya ser una práctica común a los artistas contemporáneos.
El ritual de imputar, banalizar, citar, replicar una personalidad artí­stica, un sistema o movimiento, en una reprogramación de sus métodos y significados, es una práctica común en el arte actual, pleno de réplicas, de pastiches y de prótesis.
La obra de Daniel Blanco descontruye los lenguajes abstractos y se inscribe dentro las más contemporáneas propuestas neo-geométricas. Basada en la geometrí­a euclidiana y en la Regla de Oro, y en una virtuosa sí­ntesis cultural que retoma del Suprematismo de Mondrian y el Expresionismo Abstracto texturado y de chorreados de Jackson Pollock, hace sin embargo una franca desconstrucción de éstos. El rectángulo aparece planteado en algunas obras como agujero o ventana al infinito, abordando el espacio como umbral o pasaje. Sin embargo, en otras obras, el rectángulo dado con trazados horizontales en paralelas sucesivas, funciona como un intrincado espacio óptico autónomo, vibrátil y reverberante; y aun en otras, la retí­cula geométrica se simplifica, el espacio se hace atmosférico y sólo aparece una simple lí­nea de horizonte que corta a la manera de un paisaje, el espacio aéreo y el terreno. No hay un patrón geométrico fijo sino su diversificación articulada y cambiante que deslocaliza la función de la geometrí­a.
Blanco usa la técnica del freehand para provocar irregularidad en las lí­neas rectas. El uso de la mano libre provoca una sensualidad orgánica en la lí­nea recta, la cual muestra inesperadas sorpresas. El trazado se hace vivo.
La mezcla de diferentes elementos, como la arena, la cera de abejas, palos y carboncillo, aumenta la cualidad sensorial de la obra. Las superficies texturadas producen una espacialidad tridimensional no plana, que da lugar a la turbulencia y a una vibración óptico-visual.
Blanco parte del cuadro monocromo, realizado con un color dominante. En su serie del 2003 intitulada Le tableau blanc, (The White Painting), el mito pictórico de la modernidad es puesto en tela de juicio por el artista. Esta serie parte del color blanco como fondo, pero este blanco no es plano ni mantiene su pureza frí­a y aséptica, sino que se resuelve en tonalidades intermedias de grises, dados en sutiles gradaciones y luminosidades. Hay una opacidad encapotada que hace alusión a sedimentos emocionales y a ritmos introspectivos.
Las obras del 2002 incorporan palabras creando otro orden narrativo sí­gnico. Las palabras se transforman en dispositivos ideológicos que revierten el silencio del pigmento, transformándolo en un espacio acústico. La palabra plantea otro registro, el registro civilizador y sociocultural. Con la palabra la obra se vuelve un cuerpo hablante. La obra Cálmate, con un fondo negro difuso, lleva inscripta en el centro, la palabra "cálmate", (calm down), la cual opera como dirección semiológica, indicando un estado interno interconectado con el caos y la ansiedad. La obra ¿Vale? de tonos cremas de fondo, muestra la palabra "¿Vale?" como interrogativa que alude a la interrogación de valores, sean éstos comerciales, estéticos o artí­sticos.
Más que rí­gidas aproximaciones racionales al cuadro, las geometrí­as de Daniel Blanco son un compendio de expresiones metafí­sicas. El cuadro es un espacio vivo de resonancias y de innombrables infinitos. Es un espacio de pasiones y de hablas del espí­ritu.

Nacido en 1970 en Ciudad de México, Daniel Blanco comenzó a muy temprana edad sus estudios de arte con Manuel Ocaña. A lo largo de su trayecto rumbo a la obtención de un diploma en Diseño Gráfico en la Escuela Michoacana de Diseño en Morelia, México, Daniel estudió muchas disciplinas, desde serigrafí­a con Jesús Romeo Galdames hasta acuarela con Eugenio Altamirano y dibujo con Luis Edmundo Rodrí­guez; desde Arte Spain en Barcelona hasta la Escuela del Instituto de Arte de Chicago.
Luego de mudarse a Chicago, Blanco comenzó a ser representado por FLATFILEgalleries y también ha expuesto en otras prestigiosas salas de Chicago, entre ellas las galerí­as Gruen y Aldo Castillo. También ha presentado sus obras en Galeria Gaudi, Madrid (1999); Casa Benito Juárez, Cuba (2001); A Little More Red, Scottsdale (2002); y en el Centro de Arte de Northern N.J., en una muestra jurada por Susan Cross, Curadora Asociada del Guggenheim de Nueva York, (2004).
El artista presentará su primera muestra individual, "Geometrí­as", en FLATFILEgalleries (Chicago).