TERE CURIEL

TERE CURIEL
Pintora y escultora joven, realizó sus estudios profesionales de artes plásticas, historia del arte, fotografí­a, diseño e idiomas en Florencia, Italia y obtuvo el Diploma en Artes Plásticas del Istituto D'Arte di Firenze Lorenzo Di Medici así­ como el Magí­ster Linguae. Realizó cursos de especialización en la Academia de Florencia. En México continuó sus estudios de arte en la Universidad Iberoamericana donde realizó el Diplomado Universitario en Artes Plásticas y talleres de especialización de historia del arte y arte abstracto. Ha realizado exposiciones colectivas e individuales en México, Estados Unidos y Europa en centros culturales y galerí­as de arte de reconocimiento internacional, donde se encuentran algunas de sus obras en colecciones permanentes.
La obra de Tere Curiel alcanza a incluirse dentro de la categorí­a de nuevo arte mexicano, que se genera entre diversos movimientos pictóricos dominantes en la plástica mexicana, y de ahí­ toma sus influencias.
El arte mexicano de principios y mediados del siglo XX se sostiene principalmente en el color y la composición. En la obra de Curiel los colores se encuentran envueltos, y rodeando grandes y pesadas estructuras, sin embargo dan sensación de liviandad, ya que la lí­nea juega un papel importante en ella. Las tonalidades de las formas son derivaciones de los colores del fondo y viceversa. Estos brotan como una influencia de los grandes maestros, tales como Tamayo o Rivera
Con formas ambiciosas en su trazo, desatan lo femenino, y hablan por sí­ mismas del dar vida, de la Creación. La frecuencia con la que esta artista utiliza frutas o animales como objetos básicos de composición, denota cierta inquietud por la vida, o la continuidad de ésta. Ella, a través de sus cuadros, procura darles la eternidad, existencia, cual mujer dadora y portadora de vida y permanencia, de inmortalidad.
Curiel se enfrenta a la deconstrucción de la forma, logrando, en algunas de sus piezas, un abstraccionismo de limpieza singular. Cada elemento tiene su razón de ser, cada pincelada adquiere una pasión sentida que el artista objetualiza.
La obra de Tere Curiel, cual cuento de Michael Ende, es una perfecta construcción de lo que podrí­a llegar a ser la vida de una joven mujer en un mundo globalizado. No podemos dejar de pensar en quien fuimos de niños y confrontamos a un adulto que pretende a gritos, hablar y ser escuchado. El artista habla por el pincel y entona a través del color. Por ello, Tere nos cuenta su vida e inquietudes, reclama y disfruta, vive su pintura.