Richard Garet

Julian Navarro Projects Long Island City, New York

Por Cecilia Fajardo-Hill | agosto 12, 2013

Entre el 2 de marzo y el 13 de abril, Julián Navarro presentó la muestra “Richard Garet: Extraneous to the Message” en el Mandragoras Art Space en Long Island City, NY.

Richard Garet

Garet es un artista multidisciplinario que comenzó a trabajar con sonido hace veinticinco años, aunque ha estado creando arte sonoro de forma más sistemática desde 1998. El arte sonoro o arte sónico se expandió como forma de arte a partir de la década de 1990, si bien sus comienzos datan de principios del siglo XX, y es significativo que el Museo de Arte Moderno de Nueva York realizará este verano su primera exposición de arte sonoro, Soundings: a Contemporary Score” , en la que participará Garet. El título de la muestra hace referencia al ruido de fondo que se ha enraizado en los medios de comunicación masiva y se encuentra siempre presente en nuestra vida cotidiana; a los ruidos contaminantes que son superfluos para nuestra vida objetiva que entraña un propósito, y que interfieren con la comunicación, la música o el “silencio”. En 1998, Jean-François Lyotard declaró en una entrevista de prensa realizada en Caracas, Venezuela, que se podría definir a la posmodernidad como la pérdida del silencio. ¿Cómo puede definirse esta pérdida? Seguramente involucra la saturación visual, mental y sonora que se produce en la metrópolis y en la cultura urbana y suburbana, diseminándose por el mundo hasta alcanzar los lugares más remotos, como la selva amazónica en Brasil, donde pudieran llegar las transmisiones radiales y la Internet.

Así y todo, este es el material que constituye el arte sonoro; este es el ruido de fondo que Garet quiere traer a nuestra atención proponiendo que potencialmente crea experiencias poéticas y cognitivas. La muestra incluyó cinco instalaciones, orquestadas de forma tal que la experiencia pudiera ser tanto individual como colectiva. Synchronous: the Resonance of his Voice, 2013, una instalación compuesta por una guitarra eléctrica, un amplificador para guitarra, un transductor de sonido, un archivo de audio y un espejo, emitía un sonido continuo resultante de la vibración de las cuerdas de la guitarra que ‘transcribían’ en un continuo extractado la voz de John Cage afirmando: “No tengo nada que decir y lo estoy diciendo”. Esta pieza es particularmente significativa porque representa la esencia de lo que puede ser el arte sonoro, así como la obra de Garet. El arte sonoro no es música y viceversa, y si lo definimos en términos generales como un arte que se centra en la virtualidad y la materialidad del sonido, en esta pieza Garet convierte la significativa frase de Cage en sonido – Cage es indudablemente uno de los precursores clave del arte sonoro, en cuya esencia se encuentra el entregarse al flujo constante del sonido, del ruido que está más allá de nuestro control y así abandonar un significado legible fijo y su desmaterialización y rematerialización como sonido armónico en permanente cambio. Del mismo modo en que podemos decir que las artes visuales pueden “representar” o conceptualizar algo, podemos decir a la inversa que el arte sonoro desmaterializa y crea nuevas formas de conocimiento a través del sonido. El significado se transforma así en sonido en constante flujo, o el sonido/ruido de fondo en una entidad continua en una relación dialéctica con un significante y con el contexto. Intermedium era una instalación de sonido de 4 canales que inducía a tomar conciencia de la cacofonía de los ruidos que llegaban de la calle a través de cuatro pequeños altoparlantes fijados a las ventanas del espacio; mientras que 30 Cycles of Flux (Series) # 2, era una gran instalación montada sobre el cielorraso en la cual dieciséis megáfonos que colgaban con el cono mirando hacia abajo llevaban atadas cuerdas blancas en constante y delicada vibración. Este movimiento cinético era el resultado de captar las imperceptibles ondas de sonido que emitía un oscilador. Mientras que Intermedium nos hacía tomar conciencia a través del ruido de fondo supuestamente genérico de la vida cotidiana de una ciudad como Nueva York de nuestra especificidad como ciudadanos urbanos del siglo XXI, 30 Cycles of Flux extraía de la paradójica abstracción del “silencio”, una expansividad, el carácter abierto del estar fluyendo, un sentido de pertenencia a una totalidad virtual. Así Richard Garet extrae del ruido especificidad, sensualidad, conciencia, conceptualización y un sentido del yo en el presente.