Pablo Reinoso

Por Patricia Avena Navarro | noviembre 30, 2010

La audaz obra de Pablo Reinoso Buenos Aires, 1955 trabaja desafiando la percepción, juega con la ilusión y con la participación del espectador, ofreciendo un marco para la reflexión. Artista, diseñador e investigador, Reinoso podría describir su devenir como “de esta vida y otra” por la manera en que, siendo argentino, ha desarrollado gran parte de su vida, familiar y profesional, en París, donde lleva ya más de tres décadas, sin perder nunca los vínculos con su país de origen.

Pablo Reinoso

Su trayectoria artística comenzó cuando era adolescente, tiempo en que abrazó la escultura, “los fines de semana los pasaba con mi abuelo en su taller de carpintería y fotografía y cuando cumplí los seis años, me regalaron un banco de carpintero; fue maravilloso”*. Si bien sus primeras obras en materiales tradicionales piedra, madera y metal hacen eco de formas orgánicas con acentuados perfiles curvilíneos, como Virapitá, India muerta, de 1975, o la serie escultórica “Caderas”, de 1977 en lapacho negro a principios de los años ochenta se denota en su producción una filiación con el arte minimalista en el sentido de que la forma llega a una síntesis total líneas depuradas y simples entre las que se destacan, Espace vide y Site.

Plantear una visión general de la obra de un creador tan prolífico puede resultar complicado: la variedad de sus formatos, sus soportes y sus experimentaciones estilísticas complican cualquier intento de lectura histórica de corte desarrollista o evolutivo. Su riqueza iconográfica, sus diálogos y su alta productividad, pueden poner en aprietos a cualquier historiador o crítico. Además de su vasta obra escultórica, Reinoso ha dedicado una parte considerable de su carrera artística a la producción de obras de grandes dimensiones para espacios públicos Japón, Villa Fukuroi - mostrando un interés por la inserción del arte en el contexto urbano, como ocurre con la serie “banc spaghetti”, donde la resonancia con la arquitectura es fundamental. La idea de los bancos espaguetis surge luego de años de investigación del artista, con las variaciones escultóricas hechas a partir de las sillas Thonet, en particular la no 14, de 1859. Empezó con la serie “Thoneteando”; luego vinieron las sillas de vestir, las “Prêt à Thonet”; luego las “Prêt à manger”, las sillas para comer; los videos “Thoneteando”, y las “Luthoneterias” o sillas musicales que hizo especialmente para el grupo Les Luthiers. Las piezas que participan en estas instalaciones están desprovistas de cualquier detalle y sintetizan los rasgos esenciales de un banco tradicional. Algunos alcanzan proporciones monumentales, y se erigen como poderosas esculturas de hierro en el espacio público. Las superficies de hierro que las conforman ostentan una geometría precisa y monumental que contrasta con la vegetación que las circunda; se afirman ante el paisaje como construcciones del hombre, como arquitecturas escuetas y austeras, como enormes y refinados trozos de metal de los que surgen las huellas de la memoria, surge la sombra del paisaje ancestral, surge la anécdota como impronta de la memoria. Reinoso entra a reflexionar para explorar dimensiones de orden existencial y afectivo que atañen a la memoria y al espacio en el cual transcurre nuestra existencia. Colocadas estratégicamente, dan lugar a una imagen que alude a la apropiación de un lugar.

Reinoso suele crear instalaciones según el lugar donde se haya programado exponer su obra. Así, su producción cobra un carácter específico, que podría parecer de una simpleza absoluta, pero que adquiere complejidad en la medida en que construye conexiones formales de volumen, simetría y ordenamiento lógico. En los elementos que involucra, orquesta una dialéctica bien pensada, directa y clara, lo que denota una intencionalidad programada y de trasfondo esquemático. Nada es aleatorio ni imprevisto, no deja nada al azar. Cada obra es una estructura calculada en sus partes y en su conjunto. Reinoso maneja sus medios, recursos y elementos con la autoridad de quien sabe lo que está haciendo, y en consecuencia, está previsto el resultado. Desde el punto de vista conceptual, llaman la atención nociones como “equilibrio”, “luz”, “tiempo”, “espacio”, “velocidad”, que son importantes a la hora de poner cada elemento teniendo en cuenta su papel como parte integrante de la obra.

En Reinoso se pone en evidencia su capacidad para inventar o apropiarse de los recursos estéticos y tecnológicos necesarios a fin de poder articular y poner en práctica sus ideas. “Las técnicas parecen, se desarrollan, cada proyecto aporta algo y sé además que es fundamental cambiar de óptica, de rutina, de pensamientos. Hay que abrirse, siempre. Ya que uno el propio fondo no lo modifica, pero la apertura lo ilumina, y deja de ser fondo para transformarse en un mundo interior que el otro percibe”*.

Durante años trabajó los materiales tradicionales de escultura, utilizando el peso y la rigidez de la madera, piedra y metal para expresar lo intangible, hasta que en 1995 un cambio radical se produce en su obra. “Fue un momento personal, de crisis con un modo de trabajo, donde lo pesado, el polvo, la dificultad de mover la obra, de venderla, me habían saturado. Vivir como pintor es difícil, pero como escultor es mucho peor. Decidí que paraba y que debía inventar otro camino. Así fue como abrí nuevas puertas. Me gustó la metáfora del aire, de lo liviano, en contraposición de lo anterior” *. Estas instalaciones en tela, divididas en tres tipologías respiratorias metafóricas: Respirantes, Persistantes o Contractantes envuelven el aire, ese elemento abstracto, amorfo, invisible, para expresar una realidad física palpable. Por ejemplo, los Respirantes, dotados de un ventilador cuya alimentación eléctrica se interrumpe a intervalos regulares quedan atrapados en un ciclo sin fin de movimientos mecanizados, suaves, casi imperceptibles se inflan y desinflan creando una respiración visual y auditiva que los hace conmovedores. Con el tiempo, realiza algunas que se presentan como dispositivos más absolutos (El consultorio del Dr. Lacan, 1998), cuestionando sobre todo la mirada sobre sí mismo a través de la introducción de nuevos materiales como los espejos (L’Autre c’est moi, 1998; El Observado, 2002). Los elementos en tela son formas en movimiento que contrastan con la estructura sólida de la madera o el metal, entre orgánica e inerte, como en Las Meninas, Ejercicio horizontal (dispositivo escultórico, 2000). En los 90, Reinoso se afirma también como diseñador. Diseña mobiliario y objetos, especialmente desde 1997, cuando comienza una nueva actividad entre la estrategia comercial y el arte dentro del grupo LVMH. Se hace cargo de la dirección artística de Parfums Givenchy en 2000 y de Parfums Loewe en 2002, posición desde la cual diseña frascos de perfume y líneas de cosméticos.

Su obra se revela como una meditación sobre lo manual y el oficio, que hoy día son revaluados por el arte como una reacción critica a la excesiva virtualidad de los soportes electrónicos y como consideración del oficio, que fuera tan caro a la creación de arte moderno. Se puede decir que su obra queda como una demostración de las posibilidades del material y su manejo, una forma de redefinir el arte como técnica pura – tekne. Es el ejemplo del homo ludens que experimenta con materiales y formas para reunir los conocimientos de una práctica, sin rasgos simbólicos, lo que lo acerca a la estética minimalista. “Los materiales determinan. Hay que saber si uno quiere que determinen algo de la obra. No deben dominar la obra. Los uso, los conozco y los aplico como un pintor pone un color. Además como diseñador, ignorarlos no existe”.*

Reinoso toma como punto de partida, para ir en pos de una original mirada, la descontextualización de los objetos por la vía del rompimiento de sus cualidades utilitarias. Siempre dispuesto a reelaborar lo preexistente, el artista hace estallar la herramienta más allá de lo previsto y es capaz de infundir un alma a los transformados objetos que fabrica. La profunda mutación que sacude a sillas, bancos, zapatos, advierten sobre algo oculto por ser explicado. Su obra contiene toda esa singular energía de lo creado que evoca no sólo otras disciplinas sino también maneras distintas de ver. Su aproximación a los objetos, denota un creador que ha sabido traducir de modo manifiesto los distintos lenguajes expresivos. Artista sensible, detrás de su obra se halla un complejo ámbito de relaciones que caminan por lo biográfico, por su vínculo con la historia del arte y por el mundo del psicoanálisis que anuncian el triunfo absoluto de la imagen.

*Entrevista con Pablo Reinoso, por Patricia Avena Navarro, mayo 2010

Perfil:

Pablo Reinoso es un artista y diseñador nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1955. Ha vivido y trabajado en París desde 1979. Presentó su exposición individual más reciente en el Museo de Arte Latinoamericano, MALBA, Buenos Aires, Argentina (2009), y sus últimas participaciones en muestras colectivas incluyen la del Museum für Kunst und Gewerbe, Hamburgo Alemania, Sudeley Castle, Carpenters Workshop Gallery, Londres, Reino Unido, Design Basel, Carpenters Workshop Gallery, Bâle, Suiza, Art Basel, Galería Ruth Benzacar, Bâle, Suiza, ArteBa, Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires, Argentina, y Baby Foot, The Game (durante la disputa de la Copa Mundial FIFA 2010), Carpenters Workshop Gallery, Londres, Reino Unido, todas ellas en 2010. Reinoso se ha dedicado a la escultura desde su adolescencia. Durante largo tiempo trabajó principalmente con madera, pizarra, mármol, latón y acero. Centraba su búsqueda en la articulación y la metonimia, así como en el espacio y el tiempo. En 1995 decidió extender su práctica a otros materiales. Para “materializar” este cambio, eligió el aire. También a principios de los 90 consolidó su posición como diseñador. Diseñó muebles (Pocketable, 1998) y un gran número de objetos, entre ellos una nueva copa para la Liga de Fútbol Profesional (2003). Habituado a cambiar de rumbo, el artista nos muestra que la función y la forma no son evidentes. Con el tiempo, emergerá una objetivación de su obra artística. Combina su obra como escultor y diseñador, reinterpretando mobiliarios y ubicándolos dentro de nuevos paradigmas.