Andres Waissman

Andres Waissman
  La obra de Andrés Waissman nos habla de un mundo globalizado que se caracteriza cada vez más por generar desde sus instituciones la muerte de las individualidades y el surgimiento de una masa amorfa de personas sin rumbo ni discernimiento. Waissman busca reproducir desde su discurso plástico las consecuencias que plantea un mundo que se olvida del hombre y sus identidades: éxodos, multitudes, migraciones internas y externas, racismo, persecuciones ideológicas, xenofobia. Grandes multitudes anestesiadas por el Imperio peregrinan hacia un caldero, hacia un inconmensurable desierto de arena que no tiene principio ni fin. El imperio ha logrado su cometido, las multitudes ahora son todas equivalencias, no hay yo, ni nosotros. Como actor social, el significante multitud está vaciado de contenido en su función social. Las obras que presentó Andrés Waissman en su reciente muestra Final del Imperio incluyen trabajos recientes de las serie Final del Imperio, Las Multitudes y El Alfabeto Perdido. En sus pinturas anteriores, el artista todaví­a podí­a hablarnos de multitudes contenidas socialmente, que mantení­an sus espacios de lucha. Pero en su última serie, se ha distorsionado la identidad de la multitud: el proceso global constituyó puras cadenas de equivalencias y el resultado fue esa masa desinteresada, pasiva, narcotizada y paralizada. En busca de recuperar algún rasgo diferenciador, Waissman crea El alfabeto perdido, una serie de obras que reeditan un lenguaje que posibilitará que las identidades comiencen a vislumbrarse. En la obra global de Andrés Waissman se podrí­a hablar de cierto planteo premonitorio. Final del Imperio, incluye también obras anteriores coincidentes con acontecimientos locales e internacionales ocurridos con posterioridad a las imágenes pintadas. En la muestra que presenta en septiembre y octubre de 2002 en la galerí­a Sara Garcí­a Uriburu, se exhiben junto a los cuadros algunas fotos que reproducen estos acontecimientos mundiales (Los refugiados en Paquistán; largas filas de socorristas y espectadores en la zona devastada por los ataques a las torres; miles de fieles en fila llegando a La Meca) que fueron publicadas en los medios de comunicación con posterioridad a la presentación de las pinturas de Waissman.