ANDRÉS MICHELENA

Dioses sin religión

By Bello, Milagros M.
 
Michelena propone una visión radical del enfoque materialista del hombre contemporáneo con respecto a la religión. Su obra examina la relación tangencial o frontal que el hombre establece con sus dioses y sus iconos. Cuestiona la forma en la que la religión se vincula con la mente colectiva en la sociedad contemporánea en un nivel cultural y social esteriotipado.
ANDRÉS MICHELENA

Michelena propone una visión radical del enfoque materialista del hombre contemporáneo con respecto a la religión. Su obra examina la relación tangencial o frontal que el hombre establece con sus dioses y sus iconos. Cuestiona la forma en la que la religión se vincula con la mente colectiva en la sociedad contemporánea en un nivel cultural y social esteriotipado.
La obra de Michelena hace un gran despliegue de materiales y técnicas. Desde piezas conceptuales, en su mayorí­a instalaciones, hasta video performances, examinan aspectos cruciales de la religión judeocristiana, y de los credos orientales.
Su serie presenta una visión paródica e irónica de la iconografí­a budista. De una manera iconoclasta, el artista propone cabezas de Buda instaladas como móviles, provistas de luces y exhibidas como lámparas de mesa, o simplemente coloca imágenes de dioses dentro de latas de comida. Presenta sus instalaciones y videos como productos de mercado, como mercaderí­a de una tienda de comestibles, en alusión a la fuerte actitud materialista y "consumista" que predomina en nuestro tiempo en lo que respecta a la religión.
La instalación Gods to Go (2006), está compuesta por más de sesenta latas de comida adheridas a la pared como si estuviesen alineadas en un estante de supermercado. Al lado de cada lata se encuentra una etiqueta que contiene la "información nutricional" que corresponde especí­ficamente a cada uno de los "dioses", y presenta los diferentes "ingredientes" como nutrientes espirituales. En la etiqueta se lee: paz 50%, bondad 30%, fe 20%, espiritualidad 20%, como información sobre lo que podemos esperar al consumir ese dios. Dentro de cada lata, el artista ha colocado un "dios" particular, junto con los elementos necesarios para armar un altar y una serie de instrucciones para el culto. La obra es una alusión satí­rica al menú de los restaurantes que sirven comidas rápidas, como si hoy en dí­a los "dioses" pudieran ser comprados como prosaicos objetos de consumo.
La obra Light Men propone tres cabezas de Buda colocadas sobre pedestals iluminados como una parodia de las lámparas de mesa; como si las piezas que contienen las cabezas iluminadas fuesen el equivalente del iluminismo. De una manera irónica, el artista critica el consumo vací­o y fosilizado de iconos religiosos. Las cabezas de Buda aparecen como artefactos objetificados privados de su propósito sagrado. Los objetos refractan su ser "interior" y se manifiestan como simulacro puro.
La serie I-Gods proyecta sutiles imagines translúcidas de "dioses" sobre la pared desde los marcos de acrí­lico y neón. Dentro de cada pieza se encuentran imágenes transparentes y semi-abstractas de "dioses", rostros etéreos que representan entidades desmañadas. Estas imágenes, rodeadas por la luz centelleante de los marcos de neón y acrí­lico, se asemejan a una suerte de I-Pods, en una alusión satí­rica a estos aparatos tan modernos y a la moda. Michelena apunta a nuestros falsos estereotipos, desprovistos de significado.
En otro nivel de metáfora, las obras de Michelena también recurren a nociones filosóficas y principios cósmicos de la filosofí­a del budismo Zen. El artista exhibe su virtuosismo estético en las piezas. Éstas emanan un élan cósmico y poseen una presencia mí­stica. Luminosidades de prisma emergen de cada obra. La inmaterialidad y la transparencia dominan. La cualidad visual de las obras se vuelve intangible y aérea, señalando hacia dos principios budistas clave: el vací­o y lo ilusorio. Ambos designan dos estados esenciales del universo y de todas las cosas. En la obra Hung Gods, tres estandartes de acetato penden del cielorraso; se yuxtaponen, mostrando los rostros de "dioses" ambiguos e intangibles. La percepción de las imágenes se vuelve ilusoria y la pieza se transforma en una ilusión óptica -la clase de ilusión óptica que también podrí­a representar nuestra percepción del mundo.
Otro principio Zen se establece a través de la instalación titulada Awa -compuesta por 108 cabezas de Buda esculpidas en jabón de glicerina y suspendidas del techo para formar un patrón laberí­ntico que se ajusta al principio de la impermanencia y señala la naturaleza transitoria y fragmentaria de todos los fenómenos. Dentro de cada cabeza de Buda hay una tira de papel conteniendo fragmentos de los Sutras del Buda Sakhiamuni. Las cabezas transparentes simbolizan presencias celestiales que flotan en el aire. La luz las atraviesa, creando resplandores fugitivos y sensaciones vaporosas. Pero en otro nivel, si el espectador quisiera leer las tiras de papel con los Sutras, tendrí­a que "consumir" el jabón, es decir, utilizar el jabón hasta que la pieza quedara destruida, aludiéndose a todos los fenómenos cuyo esencia está en constante cambio y transformación.
Una de las piezas principales creadas por Michelena en 2006 es su video, performance e instalación titulado To Zen or Not to Zen. El video muestra la silueta del artista vestido como un monje durante su meditación Zen. Al mismo tiempo, el video es proyectado sobre una pantalla transparente detrás de la cual se ha colocado un maniquí­ con la forma de un monje budista sentado. Esta yuxtaposición produce un efecto mágico. Las video-imágenes son delirantes. Pasan de la sombra de la silueta del artista a rostros humanos que se van sucediendo a gran velocidad, como ilustrando lo que sucede en la mente de la persona cuando practica la meditación Zen. La instalación í­ntegra -- en tanto que cadena interactiva de imágenes entre la video proyección y la silueta del maniquí­ -- resulta una experiencia inolvidable para la retina y el oí­do. La música, acorde con el misticismo de la pieza, y el video mismo, fueron producidos en forma sobresaliente por Andrés Michelena y P+M (Néstor Prieto y Juan Maristany).
Cuando se le preguntó acerca de la gran interferencia mental en el proceso individual de meditación que muestra su pieza, la respuesta del artista fue: "Es tan importante meditar como no meditar." Michelena plantea un dilema Zen crí­ptico y nunca resuelto en la misma forma en que lo hací­an los antiguos monjes budistas con sus discí­pulos Zen.
Andrés Michelena hace una conmovedora reflexión sobre la cultura y la polí­tica de la religión y sus engañosas concepciones en nuestro objetificado mundo contemporáneo. Pero no pierde su agudo enfoque espiritual de los principios cósmicos que gobiernan al universo.

Andrés Michelena nació en 1963 en Caracas, Venezuela. Estudió Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela y Bellas Artes (1985-1989) en el Instituto de Arte Federico Brandt, en Caracas. En 1999, se mudó a Estados Unidos. Actualmente vive y trabaja en Miami, Florida. Michelena ha desarrollado una carrera como pintor y artista conceptual. Su obra reciente se focaliza en las instalaciones, los artefactosy el arte contemporáneo de vanguardia. Ha presentado su obra en importantes espacios de arte en Latinoamérica y Estados Unidos. En 2006, expuso en México, Miami, Williamsburg-NY, Chicago, Atlanta y Mallorca, España. Su obra ha sido exhibida en el Museo de Arte de las Américas, San Juan, Puerto Rico. En 2004, 2005 y 2006, participó en el proyecto de curadorí­a de Ephemeral Trends, presentado en la feria arteaméricas. En octubre de 2005, durante el Mes del Artista, participó en el proyecto de curadorí­a Occurrences: Artists Crossroads, en Chicago. Desde el año 2000 hasta el presente, ha participado en ARCO-MADRID, ARTEAMÉRICAS, ART MIAMI, BUENOS AIRES PHOTO y FIA-CARACAS, entre otras importantes ferias de arte. En 2007 presentará una muestra individual en el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach, California. En la actualidad, lo representan Hardcore Art Contemporary Space, en el Wynwood Art District, Miami, Florida y la Galerí­a Kunsthaus en México. Sus obras están representadas en las más importantes colecciones de arte de Miami, México, Caracas, y Parí­s.