MELQUÍADES ROSARIO SASTRE

Cuando la Maestría Realmente Significa Algo

By Pau-Llosa, Ricardo
MELQUÍADES ROSARIO SASTRE

En una época en la cual los artistas visuales que reciben la máxima adulación de los medios son los artí­fices de la perreta y la efí­mera y se regodean en denunciar la creatividad y exaltar la no-originalidad, es revitalizante el atestiguar la brillante carrera de Melquiades Rosario Sastre. No solamente es el escultor contemporáneo más importante de Puerto Rico y uno de los mejores artistas contemporáneos del momento de cualquier parte. Es además un escultor que no se ha limitado a rechazar los fundamentos teóricos de gran parte del arte contemporáneo, sino que ha respondido a ellos. Melquiades, quien es mejor conocido por su nombre, ha llevado los argumentos del discurso posmodernista en las artes visuales a sus conclusiones lógicas, pero lo ha hecho en el lenguaje de le Escultura y con una variedad de materiales como la madera, el cemento, el plástico y diversos objetos encontrados. En efecto, Melquiades es un hombre pensante que basa su creatividad en la reflexión y no simplemente en ejecutar los dictámenes de esta u otra corriente de moda. Es un escultor de ideas, y no un ilustrador de nociones pasajeras.
Aceptando la premisa anti-formalista del arte contemporáneo de instalaciones, y sensible como pocos otros artistas lo son realmente a las posibilidades teatrales del espacio, Melquiades, quien es autor de instalaciones perspicaces (como la que montó en la Primera Bienal de Lima en 1997), ha traí­do de nuevo la idea del espacio como a la concepción de la escultura permanente a la redonda. Es más, ha logrado esto mientras reconfiguraba importantes arquetipos y estructuras concebidas temáticamente, como la figura humana, el eros, el altar, la ventana, la naturaleza muerta y el ensamblaje. Lo que ha guiado sus innovaciones estéticas ha sido un formidable sentido de la forma y la composición, junto a algo más que curiosamente se ve poco en el mundo del arte actual con sus imágenes a veces repugnantes y su afán auto-despreciativo: el humor. Melquiades maneja un humor que combina las observaciones sardónicas de un humorista de la Ilustración o la Era Victoriana epigonal con el elemento lúdico y la sensualidad de un caribeño nativo. Y esto lo logra dentro de un estilo ineluctablemente abstracto y principalmente no-referencial. No hay en su obra fáciles alusiones a las idioteces de la cultura popular o el consumismo, ni arrogantes ataques en contra del mundanal ruido de los medios de comunicación. En la obra de Melquiades, lo obvio no constituye el mensaje.
Tomado en conjunto -las múltiples estrategias estéticas y conceptuales, las sátiras agudas que conllevan a ideas, los complejos esquemas tropológicos que mantienen armoní­a entre forma y contenido- es fácil ver por qué Melquiades es uno de los maestros cardinales de la escultura en nuestra generación. En obras realizadas durante los noventa, Melquiades manipuló y recombinó conceptos tradicionales de los espacios positivos y negativos en ensamblajes de formas talladas en madera que uní­an sutiles referencias a la figura, muebles, y elementos arquitectónicos. Lo que les daba energí­a y movimiento a estas obras era, precisamente, una estrategia metoní­mica en la cual paradigmas referenciales se refractaban entre sí­ sin rendirse por completo a una sí­ntesis formal. Bloques alargados de madera, aludiendo simultáneamente a pedestales y a la verticalidad de la forma humana, culminaban en formas cilí­ndricas cortadas, penetradas con clavos, y abriéndose sobre grandes bisagras de madera. La simultaneidad de alusiones anatómicas y eróticas con una inteligente parodia de la naturaleza muerta, produjo obras cuyo sentido del misterio coincide con una mordaz chispa deliciosa.
En obras más recientes realizadas en plástico, cemento y otras técnicas industriales, al igual que obras en madera que explotan las reverberaciones de la silueta y el contorno como indicadores que controlan toda referencia, Melquiades continúa y profundiza en su peculiar y original combinación de experimentación formal y humor. En las obras en madera, el esquema referencial está ligeramente determinado por formas que evocan flora y fauna imaginadas. Las obras en materiales industriales exploran nuestras nociones de la estructura y la fuerza en la arquitectura, o más precisamente en la construcción. Nociones que tienen que ver con el albergue y los poderes de resistir los elementos que requerimos de éste son traducidos a nociones acerca de la forma estética y el pensamiento escultórico.
La obra de Melquiades Rosario está destinada a ser un punto culminante en la manera en que narraremos la historia de cómo surgió y se desarrolló la escultura en Latinoamérica. Su obra también está destinada a convertirse en hito con referencia a cómo llegaremos a evaluar las respuestas estéticas a temas que han sido ventilados por artistas y crí­ticos desde finales de los ochenta. El ventilar temas sólo puede convertirse en una confusa confluencia de preocupaciones hasta que los artistas clarifiquen su importancia al resolver esas preocupaciones con trascendentes obras de arte. Devolver simplemente tales temas es la función de ilustradores. El artista genuino inventa el futuro contestándole al pasado conflictivo, y uno de esos artistas es Melquiades Rosario Sastre.

Melquiades Rosario Sastre nació en 1953 en Morovis, Puerto Rico. Tuvo su formación artí­stica en la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña en San Juan, y se perfeccionó en el Art Students´ League de Nueva York. En 1982 fundó la Asociación de Escultores de Puerto Rico, que aún preside. En 1985 realizó su primera exposición individual y presentó su primera instalación escultórica en el mencionado Instituto de Cultura. Desde entonces ha presentado innumerables muestras individuales e instalaciones y participado en importantes exposiciones colectivas, entre las más recientes, la Tercera Bienal de Escultura en Metal, Vega Baja, Puerto Rico (2003) y la Trienal Poli/Gráfica de San Juan, América Latina y el Caribe (2004). En 1989 recibió la Beca de la Pollock & Krasner Foundation, Nueva York; en 1993, el Primer Premio, Segundo Certamen Nacional, Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, Santurce; y en 1999, la Medalla de Excelencia Artí­stica de APAP-AJAP-UNESCO.
A partir del 18 de febrero y hasta el 1 de mayo de 2005, se presenta una Retrospectiva que comprende dos décadas de producción artí­stica de Melquiades. La muestra, curada por el Dr. Nelson Rivera Rosario, se divide en dos partes, correspondientes a su obra gráfica y a su obra escultórica, la primera en el Museo de Historia, Antropologí­a y Arte de la Universidad de Puerto Rico y la segunda en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico.