Ultrabaroque

Aspectos del Arte Poslatinoamericano en el Miami Art Museum

By Bello, Milagros M.
Ultrabaroque
  La exposición explora las problemáticas transculturales de América Latina, sus aspectos polí­tico-sociales y sus resistencias y respuestas a las grandes imposiciones de los centros colonizadores a las periferias; retoma el problema de las identidades colectivas y sus redefiniciones y asimilaciones en los nuevos contextos geográficos. Las obras -inscritas en el arte global- apuntan también a problemáticas universales: lo femenino, lo urbano, la muerte, la infancia, lo popular y lo elitista. Entre la ironí­a y la parodia, los ácidos lenguajes de los artistas plantean formas de ver el continente, la sociedad y el mundo actual. Pintura, escultura, fotografí­a e instalaciones revelan la aguda creatividad de las propuestas. Los curadores, Elizabeth Amstrong y Ví­ctor Zamudio-Taylor, retoman el barroco como concepto para explorarlo en el arte contemporáneo de América Latina.
El barroco como exceso, hibridez o diversidad permite abordar los fenómenos de transculturación coloniales o actuales del continente latinoamericano. El término "ultrabarroco" acuñado por los curadores para esta muestra es el barroco llevado a su máxima potencia.
Las propuestas de los dieciséis artistas de esta exposición (Miguel Calderón, Marí­a Fernanda Cardoso, Rochelle Costi, Arturo Duclos, José Antonio Hernández Diez, Yishai Jusidman, Iñigo Manglano-Ovalle, Lí­a Menna Barreto, Franco Mondini Ruiz, Rubén Ortiz Torres, Nuno Ramos, Valeska Soares, Einar y Jamex de la Torre, Meyer Vaisman y Adriana Varejí£o) permiten comprender los rasgos del arte posmoderno latinoamericano. Entre ellos, cabe destacar a:
Rubén Ortiz Torres (México). Su serie de gorras de baseball, entre ellas: "Mul-Ato" (1991), o "Malcom Mex Cap"(La X en la frente) (1991) muestran nombres con carga semántica y polí­tica, que alude a situaciones raciales y a las minorí­as. Su pintura "Bart Sánchez" (1991), en abierta crí­tica al escabroso proceso de asimilación cultural, presenta a Bart Simpson, conocido personaje de los cómics americanos, vestido de mexicano, con sombrero, cactus y sarape. Ortiz Torres apunta las tensiones del mestizaje y el choque de culturas, principalmente en las regiones fronterizas entre México y los Estados Unidos. "La Demoiselle d' Avenue Revolution" (1991), una irónica pintura que fusiona esquemas estéticos, presenta un rostro con la doble quebradura de la cara, de frente y perfil, de la época post-cubista del Picasso de 1934; aparece con un cursi copete como peinado, una cruz en la cara a la manera del sensual lunar usado por la mujer latina de los años 50, y un collar con un crucifijo; un cañón de fusil atraviesa la parte de abajo del cuadro. Una paródica apropiación de las dominantes estéticas europeas contemporáneas, aunque también es una metáfora de la violencia y la guerra de guerrillas de América Latina; ¿la mujer como una guerrillera?
Einer y Jamex de la Torrre (México / Estados Unidos), en "The Source: Virgins and Crosses" (1999) muestran una inmensa instalación mural con múltiples formas vaginales y cruces que semejan penes, en vidrio soplado y coloreado, adornados hasta el exceso (barroco) con infinitos multicolores arabescos y espirales, con perlas, fotos, ojos de cristal, collares. Sus prolí­feros adornos rememoran los recargados elementos usados en nuestros paí­ses. Beto, Tito, Concha, Raúl, Lolita, entre otros, son los nombres, escritos en placas debajo de cada forma genital que conforman esta imaginaria galerí­a de personajes, que con sus elementos decorativos adquieren una cierta "personalidad" satí­rica y humorí­stica que recuerda a los personajes de las telenovelas latinoamericanas.
Adriana Varejí£o (Brasil): En su obra "Carpet-Style Tilework in Live Flesh" (1999) (oil, foam, aluminium, wood and canvas) pinta "azulejos" en "trompe l'oeil" sobre la tela. Estos tiles en terracota tí­picos del Imperio portugués crean la ilusión de estar destruyéndose en la tela, dejando ver "debajo" un grotesco conjunto que semeja ví­sceras en carne viva. Replantea la crí­tica imposición cultural europea y las dudosas herencias coloniales. Otras obras: "Meat a la Taunay" (1997) ("Carne a la manera de Taunay") y "Rack" (1993) ("Percha")
Valeska Soares (Brasil / Estados Unidos): esculturas en forma de piernas elongadas, hechas en terciopelo rojo o goma vaciada, apresan las esquinas de las salas, como las extremidades de una mujer hecha fragmentos. Ver su obra "Limp"/Fláccido (1997). Su propuesta neominimalista apunta a la condición de lo femenino contemporáneo. Sin embargo, su obra "Sinners" (1995), un conjunto de banquillos de iglesia para arrodillarse, hechos con cera de abeja y colocados en un recinto vací­o, recuerda a la iglesia. Los bancos muestran huellas de rodillas, rememorando fantasmales personajes que dejaron sus pecados en el recinto. Es una manera de plantear la culpa y la redención entre la iglesia (¿barroca?) y el feligrés.
Meyer Vaisman (Venezuela / Nueva York / España) presenta sus famosos tapices de los noventa, que operan con entrecruzamientos visuales entre el gran arte del pasado y la futilidad del presente; a una escena medieval le yuxtapone elementos del cómic americano, creando una delirante mezcla de ironí­as visuales. Igualmente encontramos los famosos "Pavos" ("Untitled Turkeys") (1992-93), que son metáforas del hombre contemporáneo, suerte de tipologí­as humanas plasmadas en pavos disecados cubiertos con diferentes vestiduras. Entre ellos, "Untitled Turkey XXII" /"Pavo sin tí­tulo", (1993)), un pavo totalmente recubierto de plumas verdes y bananas, como versión de la famosa artista brasileña Carmen Miranda, hoy transformada en í­cono pop latinoamericano. Vaisman, siempre ideológico, construye una personal representación del proceso de una psicoterapia: "Barbara Fischer / Psychoanalysis & Psychotherapy (After Michelangelo)" (2001) es una escultura tamaño humano de la psicoanalista desnuda, cubierta completamente por un velo, sosteniendo, en posición de pietá, una ropa masculina; en la cintura, un cinto de pistola.
José Antonio Hernández Diez (Venezuela / España). Su obra "Perfect Vehicules" (1995) está conformada por cinco patinetas colgadas en la pared y cubiertas con pinturas de rostros "encapuchados" de adolescentes de miradas violentas y fijas hacia el espectador. En ella metaforiza las luchas urbanas del púber de América Latina, que vive en las calles de las pobladas ciudades latinoamericanas, en la violencia de las pandillas.
Rochelle Costi (Brazil), en su Serie Cuartos-Sí£o Paulo (1998) presenta fotografí­as gran formato en Cybachrome con cuartos de personas de diferentes edades, clases sociales y personalidades de Brasil. Logra captar la delirante mentalidad neobarroca latinoamericana que todo lo recarga en exuberantes decorados y caprichosas combinaciones.
Iñigo Manglano-Ovalle (España / Estados Unidos) con "Paternity Test" /C-Prints of DNA. Analysis 2000 (en español:"Prueba de Paternidad"/ Fotografí­a Cybacrhome del ADN. Análisis 2000), un gran mural con fotografí­as del ADN de la Junta de Directores del Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, California, donde se origino la exposición. Propone una diferente noción de la identidad humana, en su genética fundamental y ligada a la ciencia y no a la sociologí­a. Sobre todo la genética del poder cultural, si atendemos al ADN de esta Junta de Directores.
Arturo Duclos (Chile) muestra una pintura con signos visuales y escritos entremezclados, que marcan tópicos ideológicos, lugares, nombres, personajes y objetos que indican la violencia y los quiebres del orden latinoamericano contemporáneo.
La muestra es coherente en su conjunto y permite al mismo tiempo una visión de lo latinoamericano y de lo universal contemporáneo.