ANTHONY GOICOLEA

Extraña interacción: la obra de Anthony Goicolea

By Karman Cubiná, Silvina
ANTHONY GOICOLEA

La totalidad de la obra de Anthony Goicolea puede ser descrita como una autobiografí­a de ficción. De forma análoga al artista Gregory Crewdson, Goicolea crea elaboradas puestas en escena, producidas laboriosamente para cada obra y que dan por resultado escenarios melancólicos, siniestros, donde sus personajes interactúan y crean historias indefinidas. Sus videos, así­ como sus fotografí­as, siempre describen grupos de muchachos dedicados al juego, o más bien, a actividades ambiguas: un joven sujetando a otro sobre la cama y escupiendo en su rostro; jóvenes que llevan capuchas y corren asustados por el bosque; jóvenes que limpian una piscina llena de cuerpos flotantes; un muchacho que se muerde obsesivamente las uñas; colegiales que posan maliciosamente como en una fotografí­a de grupo estudiantil, y chicos de uniforme sentados a una mesa y comiendo con glotonerí­a. Estos son algunos de los muchos ejemplos del comportamiento de adolescentes varones captados por el artista desde 1996 en fotografí­as y videos, y más recientemente, también en instalaciones y dibujos.
Observando más de cerca, el espectador se da cuenta de que todoslos muchachos representados mientras realizan estas acciones inusuales son el mismo, y en la vida real, la apariencia juvenil de Goicolea ha sido descrita por muchos como "extraña". Aunque el artista nació en 1971, con maquillaje y disfraz a menudo pasa por un adolescente. Esta caracterí­stica fí­sica le sirve como herramienta para explorar temas y conductas relacionadas con adolescentes varones. De origen cubano-americano, Goicolea no se inspira tanto en su herencia cultural como en las cuestiones de género y sexualidad, especialmente las relacionadas con el ambiguo perí­odo de la prepubertad y la adolescencia masculinas y los complejos ritos de transición en la búsqueda de identidad, autoestima y un sentido del ser.
Su serie Cuentos de Hadas (Fairy Tale Series), de 1996, establece el escenario para una obra completa en la que el performance, la ficción y el relato biográfico se entrelazan. Esta serie ilustra cada letra del abecedario con un personaje o un tema tomado de un cuento de hadas e "interpretado" por el mismo artista. Caracterizado como veintiséis personajes distintos y casi sin ninguna escenografí­a, el artista "toma prestadas" historias que le son familiares al espectador y las re-interpreta en estas fotografí­as. Al hacerlo, asocia incorrectamente al azar y distorsiona estos iconos culturales, construyendo su propio mundo de hí­bridos, como él mismo lo explica: "Investigo las construcciones sociales relacionadas con la edad y el género y hago alusión a los tabúes asociados a los roles de género, las fantasí­as adultas e infantiles, y las ideas convencionales sobre la belleza y lo grotesco". Esta investigación recorre la totalidad de la obra del artista hasta el presente.
En su serie Autorretratos (Self-portrait Series), producida casi simultáneamente con la de los Cuentos de Hadas, Goicolea comienza a desarrollar narraciones más personales al interpretar personajes involucrados en diversas acciones infantiles cuestionables. Parafraseo la explicación del artista: Al mismo tiempo que se percibe a estos personajes como perturbadores o repugnantes, su extravagancia y vulnerabilidad logran que el espectador simpatice con ellos.
Gradualmente, en sus fotografí­as y más tarde en sus videos, el artista comienza a desarrollar narraciones que se vuelven más y más complejas en cuanto a la interacción entre los personajes y las escenas. Ya sea en sus fotografí­as, sus videos, sus video- instalaciones o sus dibujos, el artista crea una tensión descripta a través de acciones que parecen estar en pleno desarrollo. Comenzando con Tú y qué ejército (You and What Army), y continuando con sus series Campamento de verano (Summer Camp Series) y Detención escolar (Detention), Goicolea clona digitalmente su propia imagen en una variedad de personajes que interactúan, introduciendo un elemento narcisista en juego entre éstos. Estas fotografí­as a gran escala y formato mural muestran escenas de campamentos de verano, colegios para varones, y parodias de citas, por ejemplo, juegos en los que los adolescentes asumen roles en una investigación acerca de la identidad sexual y de género. A menudo, estos temas son introducidos por medio de elementos sutiles tales como uniformes escolares, y elementos de utilerí­a, como ser canoas o cuchetas, que representan estos ritos de tránsito. Como si fuese un voyeur, el espectador tiene la impresión de estar experimentando algo precario en medio de un acontecimiento que se está desarrollando sin que se sepa cómo sucedió o qué ocurrirá a continuación.
En el 2003, Goicolea comienza a producir videos. El virtuoso trabajo de cámara del artista empieza a convertir las imágenes fijas en secuencias temporales de movimiento y acción. Sus narraciones continúan la lí­nea de su principal exploración temática y sus personajes se clonan digitalmente delante de nuestros ojos en actividades obsesivas tales como morderse las uñas o hacer cosquillas. Sus decorados se vuelven mucho más complejos y requieren la producción de escenografí­as completas para sus personajes, ahora en movimiento. Anfibios (Amphibians), 2003, la más elaborada y ambiciosa de entre las primeras series de video, comienza mostrando a un muchacho asustado, con una capucha roja y vistiendo uniforme, que corre por el bosque. A medida que corre, se multiplica y se convierte en dos, luego en cuatro, luego en seis muchachos, todos escapando atemorizados de algún peligro inminente. Cuando llegan a un lago, se despojan de sus zapatos y capas rojas, y vistiendo sus uniformes de colegio se zambullen y comienzan a nadar. El video capta entonces a los jóvenes nadando bajo el agua, llega a su fin y vuelve a la escena del principio.
En la obra de Goicolea, la escenografí­a se ha vuelto más importante y elaborada en los últimos dos años, y su importancia relativa con respecto de las figuras se ha incrementado. En las series Secuestro (Kidnap) y Refugio (Shelter), vastos paisajes espeluznantes hacen parecer pequeñas a las figuras y a sus acciones. Estas obras implican acciones muy complejas que tienen lugar en escenarios ya no construidos enteramente por el artista sino encontrados en la naturaleza. En el 2005, en la serie Paisajes (Landscape Series), el artista finalmente elimina por completo a las figuras de su fotografí­a y se enfoca solamente en los escenarios. Este conjunto de obras presenta escenas lí­ricas pero misteriosas, en las cuales los vestigios de la figura se encuentran siempre insinuados y presentes. Han sido producidas simultáneamente con obras que continúan incluyendo figuras, pero de una forma más sutil que en obras anteriores. En el 2005, Goicolea produce video-instalaciones que incluyen elementos y utilerí­a de í­ndole teatral, como si quisiera invitar al espectador a vivenciar sus escenografí­as fotográficas y de video y participar en un entorno teatral. En 2005-2006, Goicolea crea dibujos imbuidos de una rara e intensa cualidad lí­rica.
Desde un punto de vista formal, estos dibujos muestran una economí­a de lí­nea y una utilización de colores sutiles que contrastan con agudas formas negras. El artista hace un uso sublime del espacio negativo en todo momento. Aunque figurativos, estos dibujos evidencian una ingenuidad que los diferencia de la naturaleza realista de las primeras fotografí­as de Goicolea. Parecen remontarse a las obras más personales, más de cuento de hadas, con menor información y menos estructura narrativa. Estas obras completan un cí­rculo a medida que el artista navega por el vulnerable sendero en el cual lo extremadamente personal y lo público se funden.

(*) Directora de The Moore Space, Miami desde 2002 y curadora independiente.

Goicolea obtuvo su maestrí­a en Escultura y Fotografí­a en el Pratt Institute of Art (1994-1996), y su licenciatura en Bellas Artes en la Universidad de Georgia. También cursó estudios en la Universidad de Madrid. Ha realizado numerosas exposiciones en prestigiosos centros internacionales y su obra está representada en colecciones permanentes tales como la del Museo Whitney de Arte Americano, Nueva York, NY; el Museo de Arte Moderno (MOMA), Nueva York, NY; el Museo de Arte Guggenheim, Nueva York, NY; el Museo de Arte de Brooklyn, NY; la Colección de Arte de la Universidad de Yale, Fotografí­a, CT; y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, España, entre otras. También se ha hecho acreedor a importantes becas y premios por su trabajo, siendo entre ellos el más reciente la beca de la Fundación Cintas en la categorí­a de Artes Visuales, otorgada el mes pasado en Miami.